Bautitas y los Dinosaurios
Había una vez en un mundo mágico, un niño llamado Bautitas que vivía en un lugar donde los dinosaurios aún caminaban por la Tierra. El sol brillaba y los árboles eran tan altos que parecían tocar el cielo. Bautitas pasaba sus días explorando la selva, haciendo amigos entre los enormes dinosaurios que habitaban allí. Tenía un triceratops llamado Trixie, un velociraptor llamado Rápido y un amigable brontosaurio llamado Brachio.
Un día, mientras Bautitas jugaba con sus amigos dinosaurios, se encontró con un misterioso objeto brillante en el suelo. Se acercó, y al tocarlo, una extraña luz iluminó el lugar.
"¿Qué es esto?" - exclamó Bautitas, fascinado.
Sus amigos dinosaurios también se acercaron, curiosos por el extraño objeto. Rápido, el velociraptor, comentó:
"Tal vez sea un tesoro, ¡vamos a investigarlo!"
Con la ayuda de Trixie y Brachio, comenzaron a excavar alrededor del objeto, que resultó ser una antigua piedra mágica. De repente, una voz resonó:
"¡Soy la piedra de los deseos! Cumpliré un solo deseo a quien me encuentre."
Bautitas, con su corazón lleno de alegría, se puso a pensar en todos los deseos que podía hacer. Sin embargo, tenía un dilema. Mientras sus amigos soñaban con volar o volverse tan grandes como montañas, Bautitas deseaba que todos pudieran vivir felices y aprender juntos.
"Quiero que todos los dinosaurios y los humanos aprendan a vivir en armonía siempre y disfrutar de esta maravillosa tierra juntos" - dijo Bautitas, con sinceridad.
La piedra brilló intensamente y de repente un nuevo camino apareció, un camino que unía el mundo de los dinosaurios con el de los humanos. Bautitas y sus amigos dinosaurios miraron emocionados mientras los primero humanos aparecieron al otro lado, sorprendidos pero alegres.
Sin embargo, el camino no era fácil. Algunos humanos tenían miedo de los dinosaurios y viceversa. Un grupo de chicos se acercó a Bautitas:
"¿Por qué tenés un dinosaurio? ¿Te da miedo?"
Pero Bautitas sonrió y respondió:
"No, para nada. Trixie, Rápido y Brachio son mis amigos. Podemos aprender mucho unos de otros."
Decidido a unir ambos mundos, Bautitas propuso un gran encuentro en el claro más grande de la selva. Invitó a los dinosaurios y a los humanos.
El día llegó, y todos estaban ansiosos. Bautitas subió a una piedra grande y, con su voz clara, habló:
"Hola a todos. Hoy estamos aquí para conocer, aprender y disfrutar juntos. Cada uno tiene algo valioso que formar en esta comunidad."
Los dinosaurios comenzaron a mostrar sus habilidades:
"¡Miren cómo puedo correr rápido!" - dijo Rápido, haciendo una exhibición.
"¡Yo puedo alcanzar las hojas más altas!" - exclamó Brachio, mientras movía su largo cuello.
Los humanos también compartieron sus talentos:
"Podemos dibujar y contar historias, ¡vení y escuchá!" - dijo una niña.
El encuentro se convirtió en una celebración. Hubo risas, juegos y el intercambio de historias y conocimientos.
A medida que pasaba el tiempo, los miedos desaparecían y se creaban uniones. Los dinosaurios enseñaron a los humanos sobre su hábitat, la importancia de cuidar el medio ambiente y de respetar a todas las criaturas.
"¡Juntos somos más fuertes!" - gritó Bautitas, emocionado.
Pero un día, una tormenta terrible llegó y los humanos comenzaron a temer que los dinosaurios dañaran sus hogares. Rápido miró a Bautitas con preocupación:
"¿Qué hacemos, Bautitas?"
"Debemos trabajar juntos, mostrar que somos amigos y no enemigos. Haremos un plan para proteger ambos hogares" - propuso Bautitas.
Con astucia y colaboración, Bautitas, los humanos y los dinosaurios se unieron para construir refugios, alumnos unos de otros. Al final, la tormenta pasó, pero la unión se hizo más fuerte.
Con el tiempo, Bautitas se convirtió en un gran líder, respetado tanto por los humanos como por los dinosaurios. Y así, el mensaje de que la diversidad es una fortaleza perduró en la selva y más allá.
"Esto es solo el comienzo de una gran amistad entre todos nosotros" - celebró Bautitas un día mirando la selva, donde ahora convivían felices todos juntos, humanos y dinosaurios.
El mundo mágico donde vivía Bautitas se llenó de risas, aventuras y aprendizajes, demostrando que juntos podían lograr cualquier cosa, y que lo más importante era siempre cuidar y respetar la amistad y la naturaleza.
FIN.