Bella Durmiente y los animales del bosque
En un pequeño pueblo rodeado de un frondoso bosque, vivía una niña llamada Isabella, a quien todos llamaban cariñosamente Bella. Bella era una niña alegre y curiosa, que todos los días se levantaba temprano para alimentar a los animalitos del bosque. Desde pequeñita, Bella había adoptado la costumbre de salir al amanecer con una cesta llena de frutas y vegetales para alimentar a los animalitos. Cada mañana, los pájaros la saludaban con sus cantos alegres, y los conejitos asomaban sus narices curiosas para recibir las deliciosas provisiones que Bella les ofrecía.
Un día, mientras Bella caminaba por el bosque, se encontró con una hermosa mariposa que revoloteaba con inusual agitación. La mariposa le contó a Bella que una malvada bruja había lanzado un hechizo sobre el bosque, haciendo que todos los animalitos cayeran en un profundo sueño. La única forma de despertarlos era con un acto de amor puro y desinteresado. Bella, con su corazón generoso, se comprometió a encontrar la manera de romper el hechizo y despertar a sus amigos del bosque.
Decidida, Bella emprendió un viaje lleno de aventuras, enfrentando peligros y desafíos, pero siempre con el deseo de ayudar a sus amigos dormidos. Con valentía, enfrentó a la malvada bruja y logró convencerla de que el amor y la bondad son siempre más poderosos que el odio y la maldad. La bruja, conmovida por el noble corazón de Bella, levantó el hechizo y los animalitos despertaron. El bosque se llenó de alegría y agradecimiento, y Bella comprendió que el amor y la generosidad son las mayores fuerzas que pueden vencer cualquier mal. Desde ese día, Bella continuó cuidando y alimentando a los animalitos, enseñando a todos que la bondad y el amor verdadero pueden cambiar el mundo.
Y así, nuestra querida Bella Durmiente se convirtió en la heroína del bosque, recordando a todos que la bondad y el amor son los más grandes tesoros que podemos tener.
FIN.