Bella, la niña moderada



En un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza vivía una niña llamada Bella. Bella era conocida por ser muy dramática, siempre exagerando las situaciones y buscando atención de todos a su alrededor.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Bella tropezó y se raspó la rodilla. En lugar de levantarse y seguir jugando como harían los demás niños, Bella comenzó a llorar y gritar como si hubiera sufrido una lesión grave.

"¡Ayuda! ¡Me duele muchísimo! ¡No puedo moverme!", exclamaba Bella mientras sus amigos la rodeaban preocupados. Los padres de los otros niños corrieron hacia el parque al escuchar los gritos de Bella.

Al verla tirada en el suelo llorando desconsoladamente, intentaron calmarla y consolarla. "Tranquila Bella, solo es un raspón. No pasa nada grave", decía la mamá de uno de los amigos. Pero Bella seguía llorando y dramatizando la situación, haciendo que todos se preocuparan aún más por ella.

Finalmente, uno de los adultos decidió llevar a Bella al médico para asegurarse de que no tuviera ninguna lesión importante. El médico revisó a Bella y confirmó que solo tenía un raspón leve en la rodilla.

Le curó la herida y le recomendó reposo durante unos días para que sanara por completo. "¿Ves Bella? No era para tanto. Solo necesitabas un poco de curación", le dijo el médico con amabilidad.

Bella reflexionó sobre lo sucedido mientras volvía a casa con su mamá. Se dio cuenta de que había exagerado mucho la situación y había asustado innecesariamente a todos con sus dramáticos gritos y llantos. Desde ese día, Bella decidió cambiar su actitud.

Aprendió a manejar sus emociones sin exagerarlas y a pedir ayuda cuando realmente lo necesitaba sin dramatizar tanto las cosas pequeñas. Sus amigos notaron el cambio en ella y estuvieron felices de tener nuevamente a la divertida e ingeniosa Bella con ellos.

Con el tiempo, Bella se convirtió en una niña más equilibrada emocionalmente, capaz de enfrentar situaciones difíciles sin caer en dramas excesivos.

Aprendió que pedir ayuda está bien, pero no es necesario hacer un gran espectáculo cada vez que algo no sale como esperamos.

Y así fue como Bella aprendió una valiosa lección: que no todo necesita ser dramatizado para recibir atención o ayuda; a veces basta con ser sinceros y moderados en nuestras reacciones para resolver cualquier problema que enfrentemos en nuestra vida diaria.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!