Bella y su conejín perdido



Bella era una niña muy alegre y traviesa que siempre estaba acompañada por su peluche favorito, un hermoso conejito de color blanco al que había llamado Conejín.

Todos los días Bella y Conejín jugaban juntos, se contaban secretos y se protegían el uno al otro. Pero un día, mientras paseaban por el parque, Bella se descuidó por un momento y ¡Oh, no! Conejín desapareció.

Bella buscó por todas partes, preguntó a los otros niños, a los adultos, pero nadie lo había visto. Bella estaba desconsolada. - ¡Conejín, ¿dónde estás? - lloraba Bella mientras buscaba incansablemente. Pasaron los días y Bella no dejaba de buscar a su querido Conejín.

Una noche, Bella tuvo un sueño en el que Conejín le hablaba: - No llores, Bella, estaré contigo siempre en tu corazón. A la mañana siguiente, Bella se despertó con una determinación inexplicable.

Decidió que, aunque no encontrara a Conejín, él siempre estaría en su corazón y que para honrarlo, haría una buena acción cada día. Comenzó a ayudar a los demás, a ser amable y cariñosa, como lo era Conejín. Con el tiempo, Bella se dio cuenta de que al ayudar a los demás, se sentía más feliz.

Un día, mientras jugaba en el parque, Bella vio algo en un rincón. ¡Era Conejín! Estaba sucio y desgastado, pero era él. Bella lo abrazó con todas sus fuerzas y prometió cuidarlo mejor.

Desde ese día, Bella siguió haciendo buenas acciones y enseñó a otros niños a hacer lo mismo. Y a Conejín, aunque ya no era su peluche favorito, lo cuidó con tanto amor que se convirtió en el conejito más feliz del mundo.

FIN.

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