Benito, el protector de la naturaleza



Había una vez en la hermosa Floresta, un pequeño y valiente coelho llamado Benito. Vivía felizmente saltando de flor en flor, disfrutando del dulce néctar que estas le ofrecían.

Pero un día, mientras exploraba la floresta, se encontró con un lobo hambriento. El lobo miró al coelho con ojos glotones y dijo: "¡Hola, pequeño coelho! Pareces estar muy sabroso.

¿Te importaría convertirte en mi cena?"El coelho tembló de miedo pero respondió valientemente: "¡No puedes comerme! Soy muy rápido y ágil". El lobo sonrió maliciosamente y contestó: "Puede que seas ágil, pero yo soy mucho más veloz. ¡Prepárate para correr!"Así comenzó una emocionante persecución a través de la Floresta.

El coelho saltaba por encima de rocas y arbustos mientras el lobo lo perseguía sin descanso. Mientras tanto, en una pequeña casa cerca de la Floresta vivía un caçador llamado Diego. Era conocido por su buen corazón y su amor por los animales.

Un día escuchó los gritos angustiados del coelho y decidió investigar. Cuando Diego llegó a la Floresta, vio al lobo persiguiendo al pobre coelho exhausto. Rápidamente sacó su arco y flechas para asustar al feroz depredador.

"¡Aléjate del coelho!"- gritó Diego con voz firme. El lobo se detuvo sorprendido ante el caçador armado. Sabía que no podía enfrentarse a él, así que se dio media vuelta y huyó.

El coelho, aliviado, corrió hacia Diego y le agradeció con una sonrisa: "¡Gracias, valiente caçador! Me salvaste la vida". Diego acarició suavemente al coelho y respondió: "No hay de qué preocuparse, amiguito. Siempre estaré aquí para proteger a los habitantes de la Floresta".

El coelho decidió regresar a su hogar en la Floresta mientras Diego lo acompañaba. En el camino, Benito le contó sobre sus aventuras y cómo había aprendido una valiosa lección sobre el valor y la importancia de ayudar a los demás.

Llegaron a la casa del coelho donde vivía con su familia. Su madre estaba muy preocupada por él y al verlo sano y salvo, sus ojos se llenaron de lágrimas de alegría.

"¡Oh Benito! ¡Estoy tan feliz de verte sano y salvo!"- dijo su madre emocionada. Benito abrazó a su madre y luego presentó orgulloso a Diego: "Mamá, este es Diego nuestro héroe. Nos salvó del lobo feroz".

La mamá del coelho estrechó la mano de Diego con gratitud: "Muchas gracias por salvar a mi hijo querido. Estaremos siempre en deuda contigo". Después de ese día, Benito nunca olvidaría lo importante que era ayudar a los demás.

Siguiendo el ejemplo de Diego, se convirtió en un defensor valiente para todos los animales en peligro. Y así termina nuestra historia, recordándonos que siempre debemos estar dispuestos a ayudar y proteger a los demás, sin importar cuán pequeños o grandes sean.

Porque juntos, podemos hacer del mundo un lugar mejor para todos.

FIN.

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