Benito y el desafío de Renzo
Había una vez en un bosque encantado, un conejito llamado Benito. Benito era conocido por ser trabajador y amoroso con todos los animales del bosque. Un día, decidió llevar zanahorias a sus padres como regalo especial.
Mientras Benito saltaba por el bosque con su cesta llena de zanahorias, el astuto zorro Renzo lo observaba desde lejos. Renzo, con su mirada avispada, planeaba aprovecharse de la situación y arrebatarle las zanahorias al inocente conejito.
Benito, sintiendo que alguien lo seguía, se detuvo y miró a su alrededor. Cuando vio a Renzo escondido entre los arbustos, supo que estaba en peligro. Pero en lugar de entrar en pánico, decidió usar su ingenio para proteger sus preciadas zanahorias.
"¡Hola Renzo! ¿Qué te trae por aquí?", preguntó Benito con una sonrisa amable. Renzo salió de su escondite con una sonrisa falsa en el rostro. "Oh, solo paseando por el bosque y me encontré contigo, querido Benito.
¿Qué llevas ahí en esa cesta tan bonita?"Benito sabía que no podía confiar en Renzo, así que pensó rápidamente en una estrategia. "Son unas cuantas zanahorias para mis padres.
Quiero sorprenderlos con un regalo especial", respondió mientras mantenía la cesta cerca de él. Renzo fingió admiración. "¡Qué detalle tan dulce de tu parte! Me encantaría ayudarte a llevarlas hasta tu madriguera". Benito agradeció la oferta pero supo que no podía dejarse engañar.
En cambio, tuvo una idea brillante. "¡Claro Renzo! Pero antes tengo una prueba para ti: si puedes responder correctamente a mi acertijo, te ayudaré encantado". Renzo aceptó el desafío confiado en su astucia.
Benito le hizo el acertijo más difícil que pudo imaginar y mientras Renzo se concentraba en resolverlo, el conejito aprovechó para correr velozmente hacia la madriguera de sus padres.
Cuando llegó allí sano y salvo con las zanahorias intactas, Benito respiró aliviado y sonrió orgulloso de haber utilizado su ingenio para proteger lo que tanto valoraba. Desde ese día, Benito aprendió que siempre hay maneras inteligentes de enfrentar los problemas y que nunca debe subestimar la importancia de pensar rápido ante situaciones difíciles.
Y aunque Renzo siguió siendo astuto e intentando travesuras en el bosque encantado, nunca más logró engañar al valiente conejito Benito gracias a su ingenio y astucia.
FIN.