Benito y la valentía en el bosque
Había una vez un pequeño conejito llamado Benito, que vivía en el bosque junto a su mamá y sus hermanitos. Benito era muy curioso y siempre tenía ganas de descubrir cosas nuevas.
Un día, mientras exploraba el bosque, Benito encontró una mariposa de colores brillantes revoloteando entre las flores. Se acercó despacito y le dijo:- ¡Hola! ¿Cómo te llamas? La mariposa sonrió y respondió:- Hola, soy Maribel.
¿Quieres jugar conmigo? Benito asintió emocionado y juntos comenzaron a volar por todo el bosque. Pasaron por un río cristalino donde vieron nadar a los peces, luego se detuvieron en un prado lleno de margaritas donde saltaban grillos y finalmente llegaron a un árbol enorme.
- Mira Benito, aquí vive mi amigo Eduardo, el búho sabio - dijo Maribel señalando hacia la copa del árbol. Benito levantó la mirada y vio a Eduardo asomándose entre las ramas. - ¡Hola Eduardo! Soy Benito, ¿puedo hacerte una pregunta? - preguntó curioso.
Eduardo movió su cabeza lentamente y respondió:- Claro que sí, adelante. Benito pensó por un momento antes de hacer su pregunta:- Quisiera saber cómo puedo ser valiente como tú.
Siempre te veo volando silenciosamente durante la noche sin miedo alguno. Eduardo sonrió sabiamente y contestó:- La valentía no significa no tener miedo, sino enfrentarlo con coraje. Si quieres ser valiente, debes creer en ti mismo y confiar en tus habilidades.
Benito agradeció las palabras de Eduardo y se despidió para continuar su aventura con Maribel. Juntos siguieron explorando el bosque, saltando entre las hojas secas y disfrutando de la naturaleza. De repente, escucharon un ruido extraño proveniente de un arbusto cercano.
Se acercaron lentamente y descubrieron a una pequeña tortuga atascada entre las ramas. - ¡Ayuda! No puedo salir - dijo la tortuga asustada. Benito se acercó rápidamente y comenzó a empujar suavemente las ramas hasta que la tortuga pudo liberarse.
- ¡Gracias Benito! Eres muy valiente - exclamó la tortuga emocionada. Benito sonrió felizmente y respondió:- Gracias, pero solo hice lo correcto. Todos podemos ser valientes cuando ayudamos a los demás. Maribel aplaudió emocionada mientras todos continuaban su camino por el bosque.
Benito aprendió que ser valiente no solo significa enfrentar sus propios miedos, sino también estar dispuesto a ayudar a los demás cuando lo necesiten.
Y así, Benito siguió explorando el mundo junto a sus nuevos amigos, siempre recordando la importancia de creer en sí mismo y hacer el bien. Fin
FIN.