Benjamín, el Gigante Amable


Había una vez un pequeño y encantador pueblo llamado Pechón, ubicado en la costa de Argentina. Sus habitantes eran personas amables y trabajadoras que vivían en armonía con la naturaleza.

Sin embargo, un día algo extraordinario sucedió: ¡un gigante decidió instalarse a vivir en Pechón! El gigante se llamaba Benjamín y medía más de cinco metros de altura. A pesar de su imponente tamaño, era el ser más amable y gentil que uno pudiera conocer.

Llegó al pueblo sin previo aviso y rápidamente se ganó el corazón de todos los vecinos. La noticia del gigante se extendió como reguero de pólvora por todo el pueblo, generando mucha curiosidad entre los niños.

Un grupo de amigos formado por Martina, Juanito y Lucas decidió acercarse al gigante para conocerlo mejor. Un día soleado, los tres amigos se aventuraron a visitar a Benjamín en su hogar improvisado cerca del bosque.

Cuando llegaron, quedaron asombrados ante su enorme figura pero inmediatamente se dieron cuenta de lo amigable que era. "¡Hola! Me llamo Martina", dijo ella tímidamente. "Mucho gusto, Martina. Yo soy Benjamín", respondió el gigante con una sonrisa cálida. "¿Puedo tocar tu mano?" preguntó Juanito emocionado.

Benjamín extendió su enorme mano hacia Juanito quien no podía contener la emoción al sentir cómo sus dedos desaparecían entre las grandes palmas del gigante. A partir de ese momento, los tres amigos y Benjamín se volvieron inseparables.

Juntos, exploraron el bosque, construyeron casitas en los árboles y compartieron historias maravillosas. Pero un día, mientras jugaban cerca del río, escucharon un grito de auxilio.

Era Doña Clara, una anciana que vivía sola en las afueras del pueblo y había caído al agua. Sin pensarlo dos veces, Benjamín corrió hacia ella y con su enorme brazo la sacó del agua. Doña Clara estaba asustada pero agradecida por la ayuda recibida.

A partir de ese momento, el gigante se convirtió en el héroe de Pechón. Todos quedaron impresionados por su valentía y generosidad. Sin embargo, no todos estaban contentos con la presencia del gigante en Pechón.

Un grupo de malintencionados decidió aprovecharse de su tamaño para hacer travesuras e intimidar a los demás habitantes del pueblo. Un día, Lucas fue víctima de uno de estos abusadores y quedó muy triste.

Martina y Juanito decidieron tomar cartas en el asunto e idearon un plan para detener a los matones. Se acercaron al gigante Benjamín y le explicaron lo que estaba sucediendo. Benjamín escuchó atentamente a sus pequeños amigos y decidió ayudarlos sin dudarlo ni un segundo.

Juntos fueron hasta donde estaban los malintencionados y les pidieron amablemente que dejaran de molestar a los demás. "¡Ya basta! No es correcto lastimar a otros", dijo Benjamín con voz firme. Los matones quedaron sorprendidos por la valentía del gigante y se disculparon rápidamente.

A partir de ese día, Pechón volvió a ser un lugar tranquilo y pacífico gracias a la presencia del gigante Benjamín. Todos los habitantes aprendieron la importancia de tratar a los demás con amabilidad, sin importar su tamaño o apariencia.

El gigante Benjamín demostró que no es el tamaño lo que cuenta, sino el corazón y las acciones bondadosas que llevamos dentro.

Y así, Pechón se convirtió en un ejemplo para todos los pueblos vecinos sobre cómo vivir en armonía y respeto mutuo. Y colorín colorado, esta historia del gigante Benjamín ha terminado pero su legado de amor y amistad perdurará para siempre en el corazón de todos los habitantes de Pechón.

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