Benjamín y el oso aventurero



Había una vez un bebé llamado Benjamín, que se había separado de su mamá en el parque mientras jugaba.

El pequeño Benjamín empezó a llorar desconsoladamente, buscando con la mirada a su mamá entre la multitud de personas que paseaban por allí. De repente, algo inesperado sucedió. Un oso gigante y animal salió de entre los árboles del bosque que bordeaba el parque y se acercó al bebé.

En lugar de asustarse, Benjamín dejó de llorar al ver al oso y extendió sus bracitos hacia él. El oso, conmovido por la ternura del bebé, decidió tomarlo en sus enormes patas y llevarlo consigo a recorrer grandes aventuras por el bosque.

Benjamín, lejos de sentir miedo, se rió emocionado mientras el oso lo llevaba saltando y corriendo entre los árboles. "¡Qué divertido es esto!", exclamó Benjamín con una sonrisa radiante en su rostro.

El oso asintió con alegría y le explicó que estaban en camino a conocer a sus amigos del bosque. Durante el recorrido, encontraron a un zorro astuto que les enseñó a cazar mariposas coloridas para decorar el pelo de Benjamín.

Luego se toparon con una familia de conejitos traviesos que les mostraron cómo construir una cabaña con ramas y hojas secas. "¡Esto es genial! ¡Nunca imaginé que viviría tantas aventuras increíbles hoy!", dijo Benjamín emocionado.

El oso sonrió orgulloso al escuchar las palabras del bebé y le explicó lo importante que era ser valiente y curioso para descubrir todas las maravillas que el mundo tenía guardadas.

Cuando finalmente llegaron al claro central del bosque, todos los animales amigos del oso estaban esperándolos para celebrar una gran fiesta en honor a Benjamín. Había tortas de miel, juegos divertidos y música hecha con ramitas y piedras. Benjamín se divirtió como nunca antes lo había hecho y sintió un cariño especial por todos los animales del bosque.

Al finalizar la fiesta, el oso acompañó al bebé de vuelta al parque donde lo había encontrado inicialmente. "Gracias por este día tan maravilloso", dijo Benjamín abrazando al oso con cariño.

El oso le guiñó un ojo amistoso antes de desaparecer entre los árboles del bosque. Desde ese día en adelante, cada vez que Benjamín visitaba el parque junto a su mamá, recordaba con nostalgia las aventuras vividas junto a su amigo animal e imaginario: ¡el increíble Oso Amigo!

FIN.

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