Benjamin y la Gran Aventura de la Granja



En un hermoso día soleado, en una granja encantadora, vivía un niño llamado Benjamín. Benjamín era conocido en todo el pueblo por su creatividad y valentía. Tenía una sonrisa alegre que iluminaba cualquier día nublado, y siempre estaba dispuesto a ayudar a sus papitos con las tareas del hogar y de la escuela.

Una mañana, mientras ordenaba sus libros, se dio cuenta de que su perrito, Rocco, había desaparecido. "¡Mamá! ¡Papá! ¡No encuentro a Rocco!", gritó con preocupación.

Su mamá, acercándose, dijo: "No te preocupes, Benji. Debemos buscarlo juntos. Quizás se escape por el campo."

Benjamín, decidido a encontrar a su fiel compañero, recogió su gorra y, sin pensarlo dos veces, salió corriendo hacia el prado. Mientras corría, le recordó a su mamá que había prometido ayudarle a recoger los huevos de las gallinas después del almuerzo. "¡Prometo que volveré a tiempo!", gritó mientras se alejaba.

Durante la búsqueda, se encontró con su amigo Tomás, que jugaba cerca. "¿Qué pasa, Benji? Te veo apurado", le preguntó Tomás.

"Mi perro Rocco se ha perdido. ¡Necesito encontrarlo!", respondió Benjamín.

"¡Voy contigo! ¡Así será más fácil!", exclamó Tomás.

Los chicos comenzaron a recorrer los alrededores, llamando a Rocco por su nombre. "¡Rocco! ¡Rocco!", gritaron al unísono. De repente, escucharon un ladrido proveniente del bosque cercano. "¡Allí está!", exclamó Benjamín emocionado.

Como valientes aventureros, se adentraron en el bosque. Pero pronto se dieron cuenta de que el camino se tornaba confuso. "¿Dónde estamos, Benji?", preguntó Tomás, algo nervioso.

"No lo sé, pero no podemos rendirnos. ¡Rocco nos necesita!", respondió Benjamín, tomando la iniciativa.

Benjamín recordó que siempre le habían enseñado que en la adversidad había que ser ingenioso. Así que sacó su libreta de dibujo y comenzó a hacer un mapa del lugar, marcando los árboles y los senderos que ya habían recorrido. "Si seguimos este mapa, podemos encontrar el camino de regreso", dijo confiado.

Al poco rato, descubrieron unas huellas que parecían ser de Rocco. "¡Mirá! Ahí están sus patitas", gritó Tomás. Siguieron las pistas, y de repente, ¡lo encontraron! Rocco estaba jugando cerca de una pequeña charca, persiguiendo ranas.

"¡Rocco!", gritó Benjamin mientras corría hacia él. El perrito, al escuchar su nombre, salió disparado hacia él y lo llenó de lamidas. "No te vuelvas a escapar, ladrón", dijo entre risas.

Con Rocco a salvo, los chicos decidieron volver a la granja. Sin embargo, al intentar salir del bosque, se dieron cuenta de que no podían encontrar el camino. "¿Ahora qué, Benji?", preguntó Tomás, preocupado.

"No te asustes. Puedo hacer un nuevo mapa, pero esta vez, marquemos el camino que hemos recorrido. Vamos juntos, paso a paso", aconsejó Benjamín.

Así lo hicieron. Benjamín dibujó un nuevo mapa, y juntos, siguieron los pasos que habían dado hasta ahora. Después de un rato, llegaron a la salida del bosque y comenzaron a correr hacia su casa. "¡Lo logramos!", exclamó Tomás mientras llegaban hasta la granja, donde los papás de Benjamín los estaban esperando con los brazos abiertos.

"¡Qué alivio! ¡Encontré a Rocco!", dijo Benjamín mientras corría hacia sus padres. "Estoy tan orgullosa de vos, hijo. Siempre ayudando y siendo valiente", dijo su mamá, abrazándolo con fuerza.

Esa tarde, Benjamín sirvió los huevos que había recogido con su madre. "Hoy fue un día de grandes aventuras", dijo mientras se sentaban a cenar. "Pero no olvidemos que siempre hay que ayudar a los amigos, en la granja y en la vida", agregó Benjamín, recordando la importancia de la solidaridad y la valentía.

Así, todos en la granja aprenderán que, trabajando juntos y ayudándose entre sí, los problemas se pueden solucionar y las aventuras se vuelven más divertidas. Benjamín sonrió, sabiendo que siempre habría algo nuevo por descubrir en su granja mágica.

FIN.

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