Benjamín y la luz de la valentía


Había una vez un niño llamado Benjamín, quien era muy inteligente, fuerte y valiente. Era conocido por su increíble capacidad para resolver problemas y ayudar a los demás.

Sin embargo, había algo que lo asustaba más que nada en el mundo: la oscuridad. Desde pequeño, Benjamín había desarrollado un miedo irracional a la oscuridad. No podía dormir sin tener una luz encendida y siempre buscaba la compañía de alguien cuando tenía que entrar a una habitación oscura.

Esto le frustraba mucho, ya que sentía que su miedo lo limitaba y no le permitía ser tan valiente como él quería ser.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos Lucas y Sofía, se encontraron con un anciano sabio llamado Don Ernesto. Don Ernesto era conocido por sus historias inspiradoras y sabias palabras de consejo. "Hola chicos", dijo Don Ernesto con una sonrisa amable.

"Veamos si puedo ayudarte con tu problema del miedo a la oscuridad, Benjamín". El niño miró al anciano sorprendido. ¿Cómo podría alguien ayudarlo con algo tan personal?"Benjamín", continuó Don Ernesto, "la oscuridad es solo ausencia de luz.

Es normal sentir temor ante lo desconocido, pero recuerda que tú eres inteligente y valiente". Benjamín escuchó atentamente las palabras del anciano sabio mientras pensaba en cómo superar su miedo. "¿Sabías que todos tenemos miedos?", preguntó Don Ernesto. "Lo importante es aprender a enfrentarlos".

Los ojos de Benjamín se iluminaron con curiosidad. Quería aprender más sobre cómo superar su miedo a la oscuridad. "Hay algo que puedes hacer, Benjamín", dijo Don Ernesto.

"Cada noche, antes de dormir, cierra los ojos y visualiza una luz brillante y cálida en tu mente. Imagina que esa luz te llena de valentía y fuerza". Benjamín asintió emocionado. Esta técnica parecía prometedora. Los días pasaron y Benjamín siguió el consejo de Don Ernesto.

Cada noche, antes de dormir, cerraba los ojos e imaginaba esa luz brillante en su mente. Poco a poco, empezó a sentirse más confiado y menos temeroso.

Hasta que llegó la noche en la que sus amigos Lucas y Sofía lo invitaron a pasar la noche en una acampada al aire libre. "¿Estás seguro de poder hacerlo?", preguntó Lucas preocupado por el miedo de Benjamín. Benjamín respiró hondo y recordó las palabras del anciano sabio: "Tú eres inteligente y valiente".

Con determinación, aceptó el desafío. La noche cayó rápidamente sobre ellos mientras se sentaban alrededor del fuego. Benjamín miraba hacia el oscuro bosque con nerviosismo, pero recordando su visualización nocturna, encontraba fuerzas para enfrentar sus miedos.

De repente, escucharon un ruido extraño proveniente del bosque cercano. Todos se pusieron alerta. "No tengas miedo", dijo Benjamín con voz firme a sus amigos mientras agarraba una linterna para iluminar el camino hacia el bosque.

Los tres caminaron juntos hacia la oscuridad, enfrentando sus miedos y confiando en su valentía. Al llegar al lugar del ruido, se encontraron con un pequeño animalito asustado. Benjamín lo tomó en sus manos y lo llevó de vuelta al campamento. "¡Eres increíble, Benjamín!", exclamó Sofía admirada.

"No solo has superado tu miedo a la oscuridad, sino que también nos has mostrado cómo ser valientes". Benjamín sonrió orgulloso mientras acariciaba al animalito rescatado.

Había aprendido que enfrentar sus miedos no solo le permitía crecer como persona, sino también ayudar a los demás. Desde aquel día, Benjamín se convirtió en un ejemplo para todos los niños de su pueblo. Inspiraba a otros a enfrentar sus propios miedos y descubrir su propia fuerza interior.

Y así fue como el niño inteligente, fuerte y valiente logró superar su miedo a la oscuridad y convertirse en una persona aún más extraordinaria de lo que ya era.

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