Benjamín y la Mariposa de los Sueños
Había una vez en la escuela "Rayito de Sol", un niño llamado Benjamín que estaba teniendo un día muy difícil. Era viernes por la tarde y la clase de matemáticas se le hacía interminable.
Estaba aburrido, con mucho sueño, frío y además tenía hambre. No podía prestar atención a lo que decía la maestra, su estómago gruñía y sus párpados pesaban como plomo.
Benjamín miraba por la ventana y veía cómo los árboles se movían con el viento, deseando estar afuera jugando en lugar de estar sentado en su pupitre. De repente, algo mágico sucedió: una mariposa amarilla voló hacia él y le susurró al oído:- ¡Hola Benjamín! Soy Maribel, la mariposa de la alegría.
Veo que no estás pasando un buen momento, pero tengo algo especial para ti.
Benjamín abrió los ojos sorprendido y preguntó:- ¿Qué es lo que tienes para mí, Maribel? La mariposa revoloteó alrededor del niño y con una varita mágica le tocó la cabeza. En ese instante, Benjamín sintió cómo desaparecían el aburrimiento, el frío y el hambre. Se llenó de energía y ganas de aprender. - ¡Wow! ¡Me siento genial! -exclamó Benjamín emocionado.
Maribel sonrió y le dijo:- Esa energía está dentro tuyo todo el tiempo, solo debes creer en ti mismo para encontrarla. Ahora vamos a vivir una aventura juntos.
La mariposa llevó a Benjamín a través de un arco iris hasta llegar a un bosque encantado donde todo era posible. Conocieron hadas risueñas, duendes trabajadores e incluso animales parlantes que les contaban historias fascinantes. Benjamín se olvidó por completo de sus problemas escolares y disfrutaba cada segundo junto a Maribel.
Pero pronto descubrieron que había un problema en el bosque: el árbol más grande y antiguo estaba enfermo porque había perdido la alegría. Sin pensarlo dos veces, Benjamín decidió ayudar a salvarlo.
- Maribel, tenemos que hacer algo para devolverle la alegría a este árbol tan especial -dijo determinado. La mariposa asintió con complicidad e idearon un plan ingenioso: organizaron un concierto con todos los seres mágicos del bosque cantando canciones alegres y bailando sin parar alrededor del árbol enfermo.
La energía positiva fue tan poderosa que poco a poco el árbol comenzó a sanar hasta recuperarse por completo. El bosque entero celebraba con júbilo mientras las hojas del árbol brillaban más verdes que nunca.
Maribel miró a Benjamín con admiración y orgullo:- Gracias por recordarnos que siempre hay una solución cuando creemos en nosotros mismos y trabajamos juntos por un bien común. Benjamín sonrió radiante sabiendo que había hecho algo importante gracias al poder de su propia voluntad.
Despertó justo cuando sonaba el timbre del recreo en clase; ya no sentía frío ni hambre porque ahora tenía dentro suyo la magia de transformar cualquier situación adversa en una oportunidad para crecer.
Desde ese día, Benjamín siguió siendo un niño soñador pero también valiente ante los desafíos diarios porque aprendió que siempre hay luz al final del túnel si uno confía en sí mismo.
FIN.