Benjamín y la varita mágica


Había una vez, en un hermoso bosque encantado, un gigante llamado Benjamín. A pesar de su imponente tamaño y fuerza, Benjamín era un gigante amable y gentil.

Vivía solo en lo más profundo del bosque, alejado de los demás seres mágicos que habitaban allí. Un día, mientras paseaba por el bosque, Benjamín escuchó un débil llanto. Siguiendo el sonido, llegó a una pequeña cascada donde encontró a un hada llorando desconsolada.

Era Lila, una hada traviesa pero dulce que había perdido su varita mágica. Benjamín se acercó con cuidado y le preguntó: "¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan triste?"Lila levantó la cabeza y al ver al gigante se sorprendió. "-Oh...

¡un gigante! Mi varita mágica ha desaparecido y sin ella no puedo hacer magia. "El corazón bondadoso de Benjamín se conmovió al ver a Lila tan triste. "-No te preocupes", dijo él con voz profunda pero tranquila.

"Te ayudaré a encontrar tu varita. "Juntos comenzaron a buscar por todo el bosque. Pasaron horas explorando cada rincón en busca de la varita mágica perdida. Pero parecía que estaba escondida muy bien.

Desanimados y cansados, decidieron descansar debajo de un árbol centenario para recuperar fuerzas. Mientras descansaban, vieron cómo las hojas del árbol comenzaron a caer lentamente sobre ellos. Fue entonces cuando tuvieron una brillante idea.

"-¡Lila, usa tus alas para volar por encima de los árboles y buscar desde las alturas!" exclamó Benjamín emocionado. El hada asintió con entusiasmo y se elevó en el aire. Desde lo alto, pudo ver un destello dorado entre las ramas de otro árbol cercano. Era su varita mágica.

Bajaron corriendo al árbol donde Lila había visto el destello, pero se encontraron con un problema: la varita estaba atrapada en una telaraña gigante.

Benjamín intentó desesperadamente alcanzarla, pero sus brazos eran demasiado grandes y torpes para hacerlo sin romper la frágil telaraña. Entonces Lila tuvo una idea. "-¡Espera aquí!", le dijo al gigante mientras volaba hacia un grupo de arañas que tejían sus telas cerca del río.

Les explicó lo que había sucedido y les pidió ayuda. Las arañas escucharon atentamente a Lila y accedieron a ayudarla. Juntas tejieron una red especial que permitiría a Benjamín alcanzar la varita sin dañar la telaraña ni lastimar a ninguna criatura.

Con mucho cuidado, Benjamín extendió su mano enorme y tomó la varita mágica usando la red hecha por las arañas. "-¡Lo logramos!" exclamó emocionado. Lila saltaba de alegría mientras recuperaba su querida varita mágica.

Agradecida con las arañas por su ayuda, prometió nunca más molestarlas. Desde ese día, Benjamín y Lila se convirtieron en grandes amigos. Juntos exploraban el bosque y ayudaban a los demás seres mágicos que necesitaban su ayuda.

La historia de la hada y el gigante se volvió famosa en todo el bosque encantado, enseñando a todos que la amistad y el trabajo en equipo pueden superar cualquier obstáculo.

Y así, con sus aventuras llenas de magia y bondad, Benjamín y Lila demostraron que no importa cuán diferentes sean las personas, siempre hay espacio para la amistad y la colaboración.

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