Benjamín y los Zorros de la Noche
Había una vez un niño llamado Benjamín que tenía un miedo enorme a la oscuridad. Le encantaba viajar con su familia, pero siempre evitaba quedarse en lugares oscuros, ya que se ponía muy nervioso y asustado.
Un día, la familia de Benjamín decidió hacer un viaje a Puerto Madryn y se alojaron en una hermosa cabaña en medio del bosque.
A pesar de estar rodeados de naturaleza, Benjamín no podía evitar sentirse ansioso por las noches cuando todo estaba oscuro. Una tarde, mientras paseaban por el bosque, Benjamín vio a una pareja de zorros jugando entre los árboles. Se acercó lentamente para observarlos mejor y notó lo valientes y curiosos que eran.
"¡Mamá, papá! ¡Miren estos zorros tan lindos! Son tan valientes y no tienen miedo de nada", exclamó Benjamín emocionado. Sus padres sonrieron al ver lo feliz que estaba su hijo observando a los zorros.
Esa noche, mientras cenaban en la cabaña, Benjamín les contó sobre su encuentro con los animales del bosque. "¿Sabían que los zorros son valientes porque confían en sus instintos? Ellos saben cómo cuidarse solos en la oscuridad", dijo Benjamín con admiración.
Sus padres asintieron y le explicaron que todos tenemos miedos, pero es importante aprender a enfrentarlos como lo hacen los zorros: confiando en nosotros mismos y siendo valientes.
Esa noche, antes de irse a dormir, Benjamín recordó las palabras de sus padres y decidió probar ser valiente como los zorros. Cerró los ojos e imaginó que era uno de ellos, listo para explorar el bosque sin temor. Poco a poco, el miedo de Benjamín comenzó a desvanecerse.
Se dio cuenta de que la oscuridad no era tan espantosa como pensaba y que podía sentirse seguro incluso rodeado por ella. Los días pasaron y Benjamín disfrutaba cada vez más su estancia en Puerto Madryn.
Exploraba el bosque durante el día y se sentía tranquilo por las noches gracias a su nueva valentía inspirada en los zorros. Al final del viaje, cuando regresaron a casa, Benjamín se dio cuenta de lo mucho que había aprendido durante ese tiempo.
Ya no le tenía tanto miedo a la oscuridad porque sabía que dentro de él también había un espíritu valiente como el de aquellos zorros juguetones del bosque de Puerto Madryn.
FIN.