Benjamín y su Aventura de Letras y Números
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Benjamín y su Aventura de Letras y Números

Based on: Benjamín aprende las vocales y los números en español e inlges

Era una mañana soleada en el hermoso barrio de Villa Rayo, y un pequeño niño llamado Benjamín despertó con una gran curiosidad.

Hoy, decidió que iba a aprender las vocales y los números, tanto en español como en inglés.

Con una sonrisa brillante, se vistió y salió al jardín donde su perro, Max, lo esperaba.

- "¡Hola, Max!

Hoy aprenderemos algo nuevo" - dijo Benjamín emocionado.

Max movió la cola, como si entendiera la importancia del día.

Benjamín se sentó en el césped con un cuaderno y sus colores.

Primero, decidió empezar con las vocales.

- "A, E, I, O, U.

.

.

" - murmuró Benjamín mientras escribía las letras.

- "Y en inglés son: A, E, I, O, U también!

¡Qué fácil es!"

De repente, una mariposa amarilla voló cerca y Benjamín la siguió, corriendo detrás de ella.

- "¡Espera!" - gritó Benjamín.

- "Dame un momento, mariposa.

Tengo que aprender antes de jugar.

"

La mariposa, al escucharlo, pareció asentir y se posó sobre una flor.

Benjamín tomó un respiro y, mientras la observaba, se preguntó cuántas flores había en el jardín.

- "Cuento.

.

.

uno, dos, tres.

.

.

" - contaba mientras señalaba las flores.

- "En inglés sería: one, two, three.

.

.

¡esto es divertido!"

Max ladró como si quisiese apuntar cuántas flores había también.

En ese momento, una gaviota pasó volando y Benjamín decidió que era el momento de aprender los números en inglés.

- "Vamos a jugar, Max.

Entre más aprendemos, más jugamos!" - afirmó Benjamín, lleno de energía.

Primero decidió hacer un pequeño concurso.

- "Contemos las flores mientras competimos.

El que más acierte, gana un premio.

¿Qué dices, Max?" - preguntó, mientras esperaban la respuesta de su fiel compañero.

Max ladró de manera entusiasta, y Benjamín comenzó a contar una vez más.

Esta vez, las flores no eran solo un montón de colores, sino que se convirtieron en un juego.

Uno, dos, tres, cuatro.

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¡se olvidó de contar en inglés!

- "¡Oh!

No conté desde el último número.

¡Vamos de nuevo!" - exclamó frustrado, pero tras un instante, entendió que no siempre era perfecto y eso estaba bien.

Al regresar al patio, Benjamín notó algo inusual: una pizarra desgastada que había estado olvidada bajo un árbol.

Curioso, se acercó y sintió que era el lugar perfecto para practicar.

- "¡Mirá, Max!

Podemos usar esto para escribir nuestras letras y números, ¡y así podemos recordar lo que aprendemos!" - decía Benjamín emocionado.

Comenzó a escribir las vocales y los números a la vista y a medida que practicaba, una vecina que estaba regando su jardín se acercó.

Era la señora Clara, una maestra retirada.

- "Hola, Benjamín.

¿Estás aprendiendo hoy?" - preguntó con una sonrisa.

- "Sí, señora Clara.

Estoy aprendiendo las vocales y los números en español e inglés.

¡Mire!" - respondió, señalando su trabajo.

- "¡Fantástico!

Te ayudaré con eso.

Vamos a hacer un juego de memoria.

¿Qué dices?" - propuso ella.

Benjamín, emocionado, se sentó junto a Clara.

Ella le mostró cómo hacer tarjetas con letras y números.

- "Cada vez que aciertes, ganás un sticker.

¿Listo?" - preguntó ella.

- "¡Sí!

Estoy listo," - respondió Benjamín.

Pronto, su imaginación lo llevó a crear historias con las letras y los números en las tarjetas.

Por ejemplo, con el número 7 imaginó un barco que navegaría por el océano de letras.

- "¡Esto es increíble!" - gritó, mientras Max ladraba como si valorara su entusiasmo.

Poco a poco, aprendió a reconocer y escribir las letras y números.

Tras un largo día de aventuras, se despidió de la señora Clara y le dio las gracias.

- "No olvides que cada día es una oportunidad para aprender algo nuevo," - le dijo la señora Clara con un guiño.

Benjamín volvió a su casa saltando y riendo, sabiendo que había sido un día lleno de descubrimientos.

Al llegar, le contó a su madre sobre su aventura.

- "Mamá, hoy conté, escribí y hasta jugué con la señora Clara.

¡Sigo aprendiendo!" - dijo con una gran sonrisa.

- "Benjamín, me alegra mucho.

Recuerda que la curiosidad es el primer paso para aprender.

Mañana podemos seguir juntos.

¿Qué te parece?" - le propuso su mamá.

- "Sería grandioso, mamá!

¡El aprendizaje nunca se acaba!" - confirmó Benjamín, sintiendo que su nuevo viaje apenas comenzaba.

Esa noche, mientras se dormía, soñó con más letras y números bailando alrededor de él.

Sabía que al despertar tendría otro día lleno de aprendizajes y aventuras por delante, y decidió que siempre sería un aprendiz feliz.

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Publicado el 10/02/2024

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