Benjamín y sus amigos del baño en Rayito de Sol
En un colorido jardín de infantes llamado "Rayito de Sol", había un grupo de pequeños niños y niñas que se divertían jugando, pintando y cantando al ritmo de las risas y la alegría.
Entre ellos, se encontraba Benjamín, un niño travieso y curioso que siempre estaba buscando nuevas aventuras. Un día soleado, mientras estaban en pleno juego de escondidas, Benjamín sintió una urgencia en su pancita. Se detuvo en seco y apretó sus piernitas con fuerza.
La señorita Clara, la maestra del jardín, notó su incomodidad y se acercó preocupada: "-¿Qué te pasa, Benja? ¿Necesitas ir al baño?". Benjamín asintió con timidez. Nunca antes había ido solo al baño en el jardín de infantes.
La señorita Clara le sonrió cálidamente y lo llevó hasta el baño más cercano. Mientras caminaban por los pasillos decorados con dibujos infantiles, ella le explicaba con paciencia cómo usar el inodoro correctamente y lavarse las manos después.
Al llegar al baño, Benjamín se quedó parado frente a la puerta con nerviosismo. "-No te preocupes, Benja. Estaré esperando afuera para cuando termines", dijo la maestra tranquilizándolo.
Con determinación, Benjamín entró al baño y siguió paso a paso las indicaciones de la señorita Clara. Al principio le costó un poco recordar todo lo que le habían enseñado en casa sobre ir al baño como los grandes, pero con esfuerzo logró hacerlo correctamente.
Al salir del baño con una sonrisa de satisfacción en su rostro, la señorita Clara lo felicitó efusivamente: "-¡Bravo, Benja! ¡Eres todo un campeón! Ahora ya sabes cómo hacerlo como los grandes".
Desde ese día, Benjamín se convirtió en el experto del jardín de infantes en ir al baño solo. Les enseñaba a sus amiguitos todos los secretos que había aprendido para ser grande y valiente. Pero la historia no termina ahí.
Una semana después, durante el recreo en el patio del jardín de infantes, uno de los más chiquitos llamado Tomás también sintió esa misma urgencia en su pancita. Todos los niños comenzaron a reírse cuando Tomás hizo gestos desesperados mientras aguantaba las ganas.
Benjamín recordó lo nervioso que se había sentido él mismo la primera vez que tuvo que ir solo al baño e inmediatamente corrió hacia Tomás para ayudarlo: "-¡Ven conmigo! Yo te voy a mostrar cómo hacerlo como los grandes".
Tomás aceptó felizmente la ayuda de su amigo mayor y juntos fueron hacia el baño. Con paciencia y ternura, Benjamín guió a Tomás en cada paso del proceso hasta que finalmente logró hacerlo correctamente.
Desde ese día, Benjamín no solo fue admirado por ser grande e independiente sino también por ser solidario y comprensivo con sus compañeros más pequeños. Aprendieron juntos que crecer no solo significaba poder ir al baño solos sino también estar dispuestos a ayudar a quienes aún necesitaban aprender.
Y así continuaron viviendo aventuras entre pañales olvidados y risas compartidas en el colorido jardín de infantes "Rayito de Sol", donde cada niño brillaba con luz propia gracias a la magia de crecer siendo mejores personas cada día.
FIN.