Benjas Winning Goal


Había una vez un niño llamado Benja que amaba el fútbol. Todos los domingos, Benja se levantaba temprano y corría emocionado hacia la cancha del barrio para jugar con sus amigos.

Pero un domingo, algo inesperado sucedió: ninguno de sus amigos pudo ir a jugar. Benja se quedó parado en la cancha, sintiéndose desilusionado. Miró a su alrededor y vio a otros chicos jugando en diferentes equipos, pero no conocía a ninguno de ellos.

Sin embargo, en lugar de rendirse y volver a casa triste, decidió darle una oportunidad. Se acercó tímidamente a uno de los grupos y les preguntó si podía unirse.

Los chicos lo miraron sorprendidos por un momento, pero luego sonrieron y dijeron: "¡Claro! ¡Siempre es bueno tener más jugadores!". A medida que avanzaba el partido, Benja demostró todo su talento futbolístico. Corría rápido por el campo, hacía pases precisos y anotaba goles increíbles.

Pronto, todos estaban impresionados con su habilidad e incluso algunos chicos le pedían consejos sobre cómo mejorar.

Después del partido, mientras descansaban bajo un árbol en la cancha, uno de los chicos se acercó a Benja y le dijo: "Oye Benja, ¿por qué no vienes todos los domingos con nosotros? Eres genial jugando al fútbol". Benja sonrió ampliamente y respondió: "¡Me encantaría!". A partir de ese día, Benja comenzó a jugar fútbol con su nuevo grupo de amigos todos los domingos.

Aprendió a conocer a cada uno de ellos, sus fortalezas y debilidades, y juntos formaron un equipo imbatible. Pero la historia no termina ahí.

Un día, mientras se preparaban para un partido importante contra otro equipo del barrio, uno de los jugadores se lesionó y no pudo jugar. Benja sintió que era el momento de demostrar lo mucho que había aprendido. Se ofreció voluntariamente para ocupar el lugar vacante y todos estuvieron de acuerdo en darle una oportunidad.

El partido fue intenso desde el principio. Los chicos lucharon duro pero ninguno de los equipos lograba anotar un gol.

Fue entonces cuando Benja tuvo una idea brillante: recordó una jugada especial que había practicado durante las prácticas y decidió probarla. Se acercó al balón con determinación, hizo algunos movimientos rápidos y sorprendió a todos con un disparo perfecto que terminó en el fondo de la red. ¡Gol! Los chicos celebraron emocionados mientras Benja sonreía orgulloso.

Su jugada especial les dio la ventaja necesaria para ganar el partido. Desde ese día, Benja se convirtió en una pieza clave del equipo.

Jugar fútbol domingos sol ya no era un problema porque siempre tenía amigos dispuestos a acompañarlo en la cancha. La historia de Benja nos enseña que nunca debemos rendirnos ante los obstáculos o las situaciones difíciles. Siempre hay una oportunidad para hacer nuevos amigos, aprender cosas nuevas y demostrar nuestro talento al mundo.

Y quién sabe, tal vez en el camino, también podamos inspirar y motivar a otros a seguir sus sueños.

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