Besos de bromas, amistad verdadera
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina dos personajes muy peculiares: Lucas, un niño travieso y divertido, y Sofía, una niña dulce e inteligente. Aunque eran muy diferentes, siempre se encontraban en el parque para jugar juntos.
Un día soleado, mientras jugaban a las escondidas, Lucas decidió hacerle una broma a Sofía. Se escondió detrás de un árbol y cuando ella lo encontró le dio un beso en la mejilla.
Sofía se puso colorada como un tomate y Lucas comenzó a reírse sin parar. "¡Qué gracioso eres!"- dijo Sofía enfadada pero sonriendo al mismo tiempo. Lucas no podía creer que su broma hubiera tenido ese efecto en Sofía.
Desde ese momento, decidió seguir haciendo bromas para recibir más besos de su amiga. Pero cada vez que lo hacía, Sofía se ponía aún más colorada y él no entendía por qué.
Un día, mientras estaban jugando al fútbol en el parque, Lucas hizo una broma especialmente pesada: le tiró agua fría por encima a Sofía mientras ella intentaba anotar un gol. Ella quedó empapada y todos los demás niños del parque comenzaron a reírse.
Sofía estaba molesta con Lucas y le gritó:"¡Basta ya! No entiendo por qué te gusta tanto recibir besos ¡y además haciéndome pasar vergüenza!"Lucas se dio cuenta de que había ido demasiado lejos con sus bromas y sintió mucha culpa por haber lastimado a su amiga.
"Lo siento, Sofía. No quería hacerte sentir mal. Solo pensaba que era divertido recibir tus besos. "- dijo Lucas arrepentido. Sofía miró a Lucas y pudo ver en sus ojos que estaba realmente arrepentido.
Decidió darle una oportunidad para cambiar su actitud. "Está bien, Lucas. Pero si quieres seguir siendo mi amigo, tienes que entender que los besos son especiales y no deben usarse para hacer bromas. Los besos son muestra de cariño y amor.
"Lucas asintió con la cabeza y prometió a Sofía que nunca más haría bromas para obtener un beso. A partir de ese día, Lucas comenzó a valorar la amistad con Sofía por encima de cualquier broma.
Juntos descubrieron nuevos juegos, ayudaron a los demás niños del parque y se apoyaron mutuamente en todo momento.
Con el tiempo, Lucas se dio cuenta de lo especial que era tener una amiga como Sofía: alguien en quien podía confiar y compartir momentos felices sin necesidad de hacer bromas pesadas. Y así, entre risas y aventuras, Lucas aprendió la importancia del respeto hacia los demás y comprendió que los verdaderos amigos están ahí para cuidarse mutuamente sin necesidad de recibir un beso por una broma.
Desde aquel día soleado en el parque, Lucas dejó atrás las travesuras pesadas y se convirtió en un niño más maduro y comprensivo.
Y aunque seguían jugando juntos todos los días, ahora sabían que su amistad iba mucho más allá de un simple beso.
FIN.