Beta y su viaje a la luna


Beta era una niña llena de curiosidad y grandes sueños. Una de sus mayores ilusiones era viajar a la luna. Un día, mientras observaba el cielo estrellado, decidió que haría todo lo posible por hacer realidad su sueño. Sin pensarlo dos veces, corrió a su casa y empezó a armar un plan.

Beta, con su mochila a cuestas, se dirigió al aeropuerto. Al llegar, se acercó al mostrador de la aerolínea y pidió un pasaje a la luna. El empleado, sorprendido, le explicó que los aviones no llegaban a la luna. Pero Beta no se rindió, y con determinación buscó la manera de llegar allí.

Con ayuda de un piloto retirado, Beta construyó un pequeño cohete en su propio jardín. Pasó semanas estudiando, planificando y preparándose para su gran viaje. Finalmente, el día llegó. Con una sonrisa radiante, Beta se despidió de su familia y amigos y abordó su improvisada nave espacial.

Durante el trayecto, Beta enfrentó desafíos, aprendió sobre el espacio y se maravilló al ver la tierra desde lejos. Cuando por fin llegó a la luna, dio saltos de alegría, ¡había logrado su cometido! Exploró con entusiasmo, pero pronto se dio cuenta de que habría que volver a casa.

Con ingenio y valentía, Beta encontró la forma de regresar. Aterrizó sana y salva en su jardín, donde su familia la esperaba con los brazos abiertos. Beta comprendió que los sueños grandes requerían esfuerzo, perseverancia y mucha creatividad, pero que con determinación, ¡todo es posible!

Desde ese día, Beta se convirtió en un ejemplo para otros niños, inspirándolos a nunca dejar de perseguir sus propios sueños, por más difíciles que parezcan.

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