Bianca y el rescate felino



Bianca era una niña muy especial. Le gustaban los gatos bebés, con sus ojos grandes y animals cuerpecitos, pero no le gustaba la natación.

A pesar de que su mamá trataba de animarla a ir a clases de natación, Bianca simplemente no quería. Un día, mientras paseaba por el parque con su mamá, vio un pequeño gatito perdido. El gatito estaba asustado y sollozando. Bianca se acercó lentamente al gatito y lo tomó en sus brazos.

- ¡Mira mamá! ¡Es un gato bebé! - exclamó Bianca emocionada. - Sí hija, es muy lindo - respondió su mamá sonriendo. Bianca llevó al gatito a casa y comenzó a cuidarlo como si fuera su propio hijo.

Le daba comida y agua fresca todos los días, le hacía cariñitos y jugaba con él en el jardín trasero. La alegría que sentía al estar con su nuevo amigo era indescriptible.

Un día mientras jugaban en el jardín, el pequeño gato corrió hacia la piscina sin darse cuenta del peligro que corría. Sin pensarlo dos veces, Bianca saltó detrás del gato para salvarlo del agua profunda.

- ¡Mamá! ¡El Gato se cayó a la pileta! - gritó Bianca desesperadaLa madre llego rápidamente para ayudarlos. Juntos sacaron al pequeño felino del agua fría e hicieron todo lo posible para calentarlo y asegurarse de que estuviera bien.

- Bianca, nunca pensé que te gustara la natación - dijo su mamá sorprendida. - No me gusta la natación mamá, pero no quería que mi gato bebé se ahogara. Lo quiero mucho y haría cualquier cosa por él - respondió Bianca con determinación.

A partir de ese día, Bianca decidió ir a clases de natación para poder aprender a nadar y así estar preparada para cualquier emergencia en el agua.

Aunque al principio le costó un poco, ella perseveró y logró superar sus miedos gracias al amor que sentía por su pequeño amigo animal. Con el tiempo, Bianca se convirtió en una excelente nadadora y también en una gran amante de los gatos bebés.

Y aunque nunca había imaginado que la natación podría ser divertida antes, ahora disfrutaba cada momento en el agua sabiendo que podía ayudar a otros si fuera necesario.

Gracias al amor por su gato bebé, Bianca aprendió una valiosa lección: a veces hay cosas que podemos hacer por los demás aunque no nos gusten tanto o tengamos miedo. Lo importante es tener coraje y seguir adelante para ayudar a quienes más queremos.

FIN.

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