Bimbaya y el amor inesperado
Había una vez, en el reino de Chihuahua, una adorable perrita chihuahua llamada Bimbaya. Ella vivía en una pequeña aldea, rodeada de flores y el canto de los pájaros, sin saber que era la legítima reina de todo el reino. Sus días transcurrían entre juegos y paseos por los campos, hasta que un día, sus aventuras la llevaron a cruzarse con un joven agricultor llamado Bimbo.
Bimbo era un chico amable y trabajajador que pasaba sus días en el campo, cuidando las plantas y cosechando los frutos de la tierra. Un par de días después de su primer encuentro, una gran conexión nació entre ellos.
-Bimbaya -dijo Bimbaya con una sonrisa-, me encantaría explorar más de este hermoso reino. ¿Quieres acompañarme?
-¡Claro! Me encantaría -respondió Bimbo entusiasmado.
Los días pasaban y los dos se pasaban la tarde explorando juntas las montañas y ríos del reino. Sin embargo, la felicidad no duró mucho, ya que el padre de Bimbaya, el rey Ladrón, se enteró de la relación.
-¡Bimbaya! -gritó el rey al enterarse- ¡No puedes casarte con un simple chihuahuense! No es digno de ti.
-Hasta que no lo conozcas, no lo sabrás, padre -replicó Bimbaya con firmeza.
El rey, decidido a separarlos, hizo que un ogro llamado Saidman capturara a Bimbaya y la llevara a su castillo oscuro y tenebroso. Cuando Bimbo se enteró, su corazón se llenó de tristeza, pero también de valentía. Decidió que debía rescatar a su amada perro.
No estaba solo en su aventura, ya que su amiga, la hada madrina Jujita, decidió ayudarlo.
-¡No te preocupes, Bimbo! -dijo Jujita, alziando su varita mágica- Te ayudaré a rescatar a Bimbaya. Saquemos a ese ogro de en medio.
Juntos, se aventuraron en el bosque en busca del castillo de Saidman. Al llegar allí, vieron al ogro fumando una pipa y presumiendo de su poder.
-Bimbo, mientras yo lo distraigo, tú busca a Bimbaya -susurró Jujita.
Con un rápido movimiento, Jujita se acercó al ogro.
-¡Oye, Saidman! -gritó Jujita, haciendo un gesto con su varita- ¡Eres un ogro espantoso! ¿Por qué no dejas a las damas libres y te escondes?
Saidman, ofendido, contestó,
-¿Qué dices tú, hada inmunda? ¡No sabes con quién te estás metiendo!
Mientras el ogro se distrajo, Bimbo corrió hacia el castillo y comenzó a buscar a Bimbaya. La encontró encerrada en una torre.
-Bimbaya, soy yo, Bimbo -dijo él lleno de esperanza- ¡Estoy aquí para rescatarte!
-¡Bimbo! -exclamó Bimbaya- ¡Pensé que no vendrías!
Con el corazón palpitante, Bimbo trabajó en abrir la cerradura de la torre. Mientras tanto, Jujita jamás dejó de distraer y molestar al ogro.
Finalmente, con un último empujón, la puerta se abrió.
-¡Corre, Bimbaya! -gritó Bimbo, y juntos comenzaron a correr por los pasillos del castillo.
Sin embargo, Saidman se dio cuenta y comenzó a perseguirlos.
-¡No se escaparás de mí! -rugió el ogro.
Jujita no se dio por vencida. Justo cuando el ogro estaba a punto de alcanzarlos, levantó su varita y dijo:
-¡Con un chasquido y un chispazo, Saidman caerás en un gran lazo!
El ogro, sorprendido por la magia, fue detenido por un gran lazo que lo atrapó. Bimbaya y Bimbo, mientras tanto, escaparon rápidamente del castillo.
Una vez en la aldea, Bimbaya se enfrentó nuevamente a su padre.
-Padre, entiendo que quieras lo mejor para mí, pero Bimbo es el amor de mi vida. Su pureza y bondad no dependen de su posición.
El rey Ladrón vio el amor verdadero en los ojos de su hija y comenzó a mirar a Bimbo con nuevos ojos.
-Tal vez... tal vez sea el momento de dejar ir un poco el pasado -dijo el rey, suavizando su voz- Si realmente lo amas, bendigo su unión.
Bimbaya y Bimbo se miraron, llenos de felicidad. Juntos, con la ayuda de Jujita, celebraron un hermoso casamiento en el reino de Chihuahua, donde todos los seres del bosque estaban invitados.
Y así, junto a su gente, Bimbaya demostró que el amor puede superar obstáculos, y que las diferencias no importan cuando el corazón está lleno de amor. Desde entonces, gobernaron juntos, trayendo alegría y prosperidad a su reino, siempre recordando que lo importante es el amor y la bondad en el corazón.
FIN.