Blanca Nieves y la lección de la amabilidad



Era una vez en un lejano reino, donde vivía una hermosa joven llamada Blanca Nieves. Blanca Nieves tenía un corazón tan puro y amable que todos en el castillo la adoraban, incluso los animales del bosque.

Un día, mientras paseaba por el bosque, encontró a una pequeña ardilla atrapada en una trampa.

"¡Ayuda! ¡No puedo salir!" gritó la ardilla con voz temblorosa.

"No te preocupes, pequeña amiga. Te ayudaré" respondió Blanca Nieves, mientras usaba una ramita para liberar a la ardilla.

"¡Gracias, gracias! Eres muy amable", dijo la ardilla, saltando de alegría al liberarse.

A medida que avanzaba en su paseo, Blanca se topó con un grupo de animales que discutían en el claro del bosque. Era un grupo variado: un conejo, un zorro y un ciervo.

"¿Qué sucede aquí?" preguntó Blanca.

"Este zorro quiere quedarse con todas las nueces y no compartir", protestó el conejo, frunciendo el ceño.

"No es justo, todos necesitamos comer", añadió el ciervo.

"Pero yo las encontré primero!" se quejaba el zorro con voz desafiante.

Blanca decidió intervenir.

"¿Por qué no hacemos una competencia amistosa? El que recoja más nueces en diez minutos puede quedarse con algunas, y el resto podemos compartirlas, ¿les parece?" propuso Blanca.

Los animales se miraron entre sí, y tras un momento de silencio, el ciervo sonrió y dijo:

"¡Eso suena genial!".

Así que los cuatro se agruparon y comenzaron la competencia. Al final, no solo recogieron muchas nueces, sino que también se divirtieron un montón.

"Parece que hemos recolectado más de lo que pensábamos", dijo el conejo, entusiasmado.

"Sí, y la próxima vez deberíamos hacerlo juntos para no pelear más por la comida", sugirió el zorro, sonriendo.

"¡Eso sería maravilloso!" exclamó Blanca, feliz de ver cómo la amabilidad y el trabajo en equipo habían cambiado la situación.

Con el tiempo, Blanca Nieves se convirtió en una gran amiga de todos los animales del bosque. Siempre se aseguraba de que cada uno de ellos estuviera bien y se reunían regularmente para jugar y ayudar a quienes lo necesitaban.

Sin embargo, un día, llegó al bosque una anciana misteriosa que ofrecía objetos brillantes e ilusiones a los animales.

"Tomen esto, y serán los más fuertes del bosque" dijo la anciana con una sonrisa cautivadora.

Pero Blanca, siempre sabia y atenta, les advirtió:

"No se dejen engañar. Lo que realmente importa es la amistad y la bondad, no la fuerza o la apariencia".

Los animales dudaron un momento. Algunos estaban tentados, pero luego recordaron todas las aventuras y la felicidad que habían compartido con Blanca. Uno por uno, decidieron no tomar los objetos de la anciana.

"¡Tienes razón, Blanca! La verdadera fuerza está en nuestra unión y en ser buenos unos con otros", afirmó el ciervo.

La anciana, al ver que nadie estaba interesado, se marchó murmurando.

Desde ese día, los animales del bosque aprendieron que la amabilidad y la amistad son más valiosas que cualquier tesoro. Todos vivieron felices y en armonía, y cada vez que alguien necesitaba ayuda, Blanca Nieves estaba ahí, lista para devolver la mano que la naturaleza le había dado.

Y así, Blanca Nieves y sus amigos enseñaron a todos en el reino que la verdadera belleza y fortaleza vienen de un corazón amable y generoso. Y siempre que alguien pensaba en actuar con egoísmo, recordaban las lecciones de Blanca Nieves, llenándose de amor y solidaridad.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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