Blancanieves, la niña de la felicidad
En un hermoso palacio, vivía una familia humilde y sencilla. Un día, nació una niña a la que llamaron Blancanieves, debido a su piel tan blanca como la nieve. La pequeña creció rodeada de amor y alegría, a pesar de las dificultades que enfrentaba su familia.
Blancanieves era gentil y cariñosa, siempre ayudaba a su madre en las tareas del hogar y a su padre con las labores del campo. A pesar de ser muy joven, demostraba una gran responsabilidad y madurez. Un día, mientras Blancanieves ayudaba a su madre a lavar la ropa en el río, se encontró con una anciana.
La anciana le pidió agua a Blancanieves y, con su corazón bondadoso, la niña se la ofreció sin dudarlo. Como agradecimiento, la anciana le regaló una manzana. "Esta manzana te traerá felicidad", le dijo la anciana antes de desaparecer. Emocionada, Blancanieves regresó al palacio con su regalo.
Sin embargo, la manzana tenía un poder mágico, y al probarla, Blancanieves cayó en un profundo sueño. La noticia de su estado se esparció rápidamente, y un apuesto príncipe se enteró. Decidió buscarla y, al encontrarla, le dio un beso de amor sincero, rompiendo el hechizo.
Blancanieves despertó, y junto al príncipe, regresó al palacio. A partir de ese día, la bondad y la felicidad reinaron en el reino. Blancanieves supo que, a pesar de las dificultades, la generosidad y la bondad siempre traen recompensas inesperadas.
Y así, la historia de Blancanieves se convirtió en una leyenda, recordando a todos que la verdadera belleza radica en el corazón.
FIN.