Blancanieves y la Suma de Fracciones
Era una vez, en un bosque encantado, una hermosa princesa llamada Blancanieves. A pesar de su belleza, la malvada reina, su madrastra, estaba celosa. Un día, la reina decidió deshacerse de Blancanieves mandando a un cazador a llevarla lejos. Pero el cazador, sintiendo compasión por la princesa, la dejó escapar.
Blancanieves se adentró en el bosque y encontró una pequeña cabaña donde vivían siete enanitos: Sabio, Gruñón, Tímido, Dormilón, Hablador, Atorrante y Risitas.
"Hola, ¿quién está ahí?" - dijo Gruñón, al ver a Blancanieves.
"Soy Blancanieves, he escapado de la malvada reina. ¿Me dejarían quedarme aquí?" - pidió la princesa.
"Claro que sí, pero tendrás que ayudarnos a limpiar la cabaña y aprender algunas cosas importantes" - respondió Sabio, con su voz tranquila.
Blancanieves aceptó y en poco tiempo se hicieron grandes amigos. Un día, mientras limpiaban el lugar, se dieron cuenta de que necesitaban organizar mejor sus cosas. Sabio propuso un juego para hacer que la limpieza fuera más divertida.
"Vamos a sumar cosas, ¡pero en fracciones!" - dijo Sabio. Todos miraron extrañados.
"¿Fracciones?" - preguntó Tímido, con curiosidad.
"Sí, fracciones homogéneas y heterogéneas. Vamos a ver cuántos objetos tenemos en total" - explicó Sabio.
"¿Cómo funciona eso?" - inquirió Risitas, que siempre estaba dispuesto a jugar.
Así que Sabio propuso una divertida competencia. Cada enanito debía encontrar sus objetos y sumarlos según el tipo de fracción. En la primera ronda, encontraron:
- 2 manzanas y 2 peras, que eran fracciones homogéneas (mismo tipo de fruta).
- También encontraron 1 libro y 1 sombrero, que eran fracciones heterogéneas (diferentes tipos de objetos).
"Para las manzanas y peras, la suma es fácil: 2/2 + 2/2 = 4/2, que es igual a 2. ¡Así que tenemos 2 frutas!" - dijo Sabio emocionado.
"¡Y para los objetos diferentes!" - exclamó Hablador "1/1 + 1/1 = 2/1, así que tenemos 2 objetos!"
Blancanieves se dio cuenta de que sumar fracciones podía ser muy divertido y todos los enanitos empezaron a disfrutar del juego. Entonces, la Reina Malvada, al ver que Blancanieves estaba feliz y se había hecho amiga de los enanitos, decidió intentar engañarla de nuevo. Se disfrazó de anciana e insistió en que Blancanieves probara una manzana mágica.
"Querida, prueba esta deliciosa manzana, te hará sentir mejor" - dijo la Reina disfrazada.
"No, no, gracias, pero ya tengo muchas frutas aquí" - respondió Blancanieves, recordando las fracciones.
Entonces, la Reina, frustrada, decidió usar su magia para hacer que Blancanieves cayera en un profundo sueño en lugar de usar la manzana. Pero antes de que pudiera, los enanitos advirtieron su presencia.
"¡No dejes que te engañe!" - gritó Gruñón.
"¡Usa lo que aprendimos sobre fracciones para pensar claramente!" - animó Tímido.
Blancanieves recordó lo que había aprendido sobre sumar fracciones y, al enfrentarse a la malvada reina, la desarmó con su inteligencia. La reina, confundida por lo que vio, se escabulló rápidamente del bosque.
Al final, Blancanieves y los enanitos decidieron festejar con una merienda llena de frutas.
"Gracias a la suma de fracciones, hemos hecho de este lugar nuestro hogar" - dijo Blancanieves, sonriendo.
"Sí, y aprender nuevas cosas nos hace más fuertes" - respondió Sabio.
"Vamos a sumar más amistades en el futuro" - añadió Risitas.
Así, Blancanieves y los enanitos vivieron felices, aprendiendo y sumando cada día nuevas experiencias mientras la malvada reina se alejaba, enojada y sola. Y así, en el bosque encantado, siempre hubo espacio para la amistad, la magia, y un poco de matemáticas.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.