Blancanieves y las 5 Brujas



Érase una vez, en un reino encantado, una dulce princesa llamada Blancanieves. Tenía piel blanca como la nieve, labios rojos como la sangre y cabellos negros como el ébano. Aunque vivía en un hermoso castillo, estaba muy sola. Su madrastra, la malvada reina, había intentado varias veces deshacerse de ella, así que decidió dejar su hogar y aventurarse en el bosque.

Un día, mientras caminaba por un sendero florido, Blancanieves se encontró con una misteriosa casa. Era pequeña y acogedora, con un jardín lleno de flores mágicas. A medida que se acercaba, escuchó risas y voces.

- “¡Hola! ¿Hay alguien en casa? ” - llamó Blancanieves, asomándose por la ventana.

De repente, cinco brujas salieron de la casa, cada una con un toque especial: la primera era la Bruja de la Luz, que iluminaba cualquier rincón oscuro; la segunda era la Bruja del Viento, que podía volar con solo agitar sus manos; la tercera, la Bruja de las Flores, que entendía el lenguaje de las plantas; la cuarta era la Bruja del Agua, que podía hacer llover y florecer la tierra, y la quinta, la Bruja de la Tierra, que podía hacer crecer árboles y montañas.

- “¡Hola, bella Blancanieves! ” - dijo la Bruja de la Luz. - “Nos alegra que hayas venido.”

- “Siempre es bueno tener compañía” - agregó la Bruja de las Flores, mientras extendía una corona de margaritas.

Blancanieves se sintió intrigada y emocionada. Las brujas le explicaron que estaban trabajando en una pócima mágica que haría florecer el reino, ya que la malvada reina había drenarado toda la alegría y la magia del lugar.

- “¡Necesitamos tu ayuda! ” - exclamó la Bruja del Agua. - “Solo una persona con un corazón puro puede completar la pócima.”

Blancanieves, con su espíritu bondadoso, aceptó ayudarles. Juntas, comenzaron a trabajar en la pócima recogiendo ingredientes mágicos del bosque, aprendiendo las cualidades de las flores, los ríos y los vientos.

Mientras tanto, la mitad del reino estaba sumido en la tristeza. La reina, al enterarse de que Blancanieves estaba ayudando a las brujas, planeó en secreto atraparla nuevamente.

Un día, cuando Blancanieves y las brujas estaban a punto de terminar la pócima, la reina apareció llenando el ambiente con una sombra oscura.

- “¡¿Qué creen que están haciendo? ! No permitiré que devuelvan la alegría a este reino.” - rugió la reina, con sus ojos llenos de furia.

La Bruja del Viento, por su parte, levantó su mano y con un susurro lanzó un viento poderoso que hizo que la reina se tambaleara.

- “¡No puedes detenernos! ” - gritó Blancanieves, con valentía.

La reina, furiosa, intentó usar su magia para robarse la pócima, pero fue entonces cuando la Bruja de la Luz iluminó el lugar con un brillo deslumbrante, haciendo que la reina retrocediera.

- “No siempre se necesita la fuerza para ganar, ¿verdad? ” - dijo la Bruja de la Tierra, mientras crecía un árbol frente a la reina, bloqueando su escape.

- “¡Su magia no funcionará aquí! ” - grito la reina, pero fue entonces que Blancanieves se acercó a ella.

- “Madrastra, la tristeza no trae la felicidad” - le dijo Blancanieves, con compasión. - “Si trabajamos juntas, podemos llenar este reino de alegría.”

Sorprendida por las palabras de Blancanieves, la reina comenzó a dudar. Nunca alguien le había hablado así. La luz de la pócima y el amor de Blancanieves empezaron a hacer mella en su corazón.

Finalmente, la reina, sintiéndose derrotada por la bondad de su hijastra, decidió rendirse.

- “Quizás haya otra manera…” - murmuró.

Blancanieves extendió su mano hacia la reina.

- “La magia de la amistad siempre es más poderosa.” - dijo Blancanieves, sonriendo.

Las brujas comenzaron a cantar una canción mágica. La reina miró a su alrededor, y poco a poco, la tristeza que la envolvía se desvaneció.

Al final, se unió a las brujas y a Blancanieves en la celebración del regreso de la alegría al reino, ayudando a completar la pócima mágica que haría florecer la tierra una vez más. La bondad y la compasión triunfaron sobre la oscuridad.

Desde entonces, el reino nunca volvió a caer en la tristeza, y Blancanieves y las brujas se convirtieron en las guardianas de su magia. Juntas, demostraron que la luz más brillante podría surgir incluso en los tiempos más oscuros, y que siempre es posible encontrar un camino hacia la redención. Así fue como el reino aprendió que la fuerza del amor y la amistad eran los verdaderos poderes mágicos que podían cambiar el mundo.

Y así, Blancanieves y las cinco brujas vivieron felices, y cada año celebraban el "Día de la Luz" en el que recordaban que, con bondad y amor, cualquier dificultad se puede superar.

Fin.

FIN.

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