Blancanieves y los 7 Magos
En un reino lejano, donde la magia era parte de la vida cotidiana, vivía una hermosa joven llamada Blancanieves. Pero no era una princesa común y corriente, sino una aprendiz de magia con un gran corazón. Su mayor sueño era convertirse en una gran maga y usar sus habilidades para ayudar a los demás.
Un día, mientras exploraba el bosque buscando ingredientes raros para sus hechizos, se encontró con siete magos que vivían en una pequeña cabaña. Cada uno de ellos tenía un poder especial: uno podía controlar el viento, otro la tierra, el tercero el fuego, el cuarto el agua, el quinto podía hablar con los animales, el sexto podía hacer crecer las plantas con solo tocarlas, y el séptimo tenía la habilidad de transformar los objetos.
- “¡Hola! Me llamo Blancanieves. Estoy buscando ingredientes mágicos. ¿Podrían enseñarme un poco de magia? ” - dijo Blancanieves, emocionada.
- “Claro que sí, pero primero debes demostrar que tienes un buen corazón” - respondió el mago del viento.
Los magos le plantearon un desafío: debían unir fuerzas para ayudar a los animales del bosque que estaban sufriendo por la sequía, y si Blancanieves podía ayudarlos, ellos la aceptarían como aprendiz. Blancanieves aceptó sin dudarlo.
Mientras se preparaban para la misión, se encontraron con un problemón. La fuente mágica, que brindaba agua a todos los seres del bosque, se había secado. Sin agua, los animales no podían vivir. Blancanieves se sintió triste ante la situación.
- “No sé qué hacer para ayudar a los animales,” - dijo Blancanieves con la voz entrecortada.
- “No te preocupes, Blancanieves. Vamos a unir nuestros poderes, y tú tendrás un papel importante en esto” - animó el mago del fuego.
Primero, el mago del viento elevó su varita y dejó escapar un poderoso torbellino que levantó polvo y hojas. Luego, el mago del agua hizo que una lluvia suave cayera sobre ellos, pero fue insuficiente.
- “No alcanza, necesitamos más fuerza” - dijo frustrado el mago del agua.
Blancanieves recordó un antiguo hechizo que había leído. “¡Claro! Se necesita la unión de todos los elementos, pero también el trabajo en equipo, y aunque somos diferentes, juntos podemos crear algo grandioso”.
- “Chicos, ¿qué tal si combinamos nuestros poderes? ” - sugirió Blancanieves entusiasmada. “Ustedes pueden unirse y potenciar sus habilidades, yo me encargaré de guiar al grupo de animales hacia la zona más baja del bosque, donde hay agua.”
Los magos se miraron entre sí, sorprendidos. El mago que controlaba la tierra sonrió: - “Sí, ¡hagámoslo! Tienes razón, ¡es momento de trabajar en equipo! ”
Juntos, comenzaron a conjurar un hechizo monumental. Las corrientes de viento, fuego, agua, y tierra se unieron en una danza mágica. Blancanieves dirigió a todos los animales hacia la zona indicada, donde el agua brotaba nuevamente. Los animales, agradecidos, saltaban de alegría.
Una vez que la magia hubo funcionado y los animales se sintieron a salvo, los siete magos se acercaron a Blancanieves.
- “Tu bondad y unidad nos han mostrado que tienes lo necesario para ser una gran maga” - dijo el mago que hablaba con los animales.
Desde ese día, Blancanieves fue aceptada como aprendiz por los siete magos, quienes la guiaron en el camino de la magia. Aprendió a definir sus propios poderes y a valorizar la fuerza de la amistad y el trabajo en equipo. Con el tiempo, se convirtió en una gran maga que, junto a sus amigos, ayudó a todos los seres del bosque a vivir felices y en armonía.
Así, Blancanieves descubrió que la verdadera magia reside en un corazón generoso y en la capacidad de unir fuerzas para hacer el bien.
FIN.