Blancanieves y los 7 Pollitos



Había una vez en un hermoso bosque, una dulce niña llamada Blancanieves. Era conocida por su bondad y su amor por los animales. Un día, mientras paseaba por el bosque, se encontró con una pequeña cabaña. Al acercarse, escuchó unos trinos muy alegres y decidió entrar. Para su sorpresa, se encontró con siete pollitos muy curiosos que estaban jugando y saltando por toda la cabaña.

"¡Hola, pollitos!" - saludó Blancanieves con una sonrisa.

"¡Hola, Blancanieves!" - respondieron al unísono los pollitos, llenos de alegría.

Blancanieves se presentó y descubrió que cada pollito tenía una personalidad diferente. El más pequeño, llamado Pip, era muy travieso; la más grande, Lila, era muy sabia; y los otros pollitos tenían sus propias características únicas: Saltarín era el más veloz, Galleta siempre tenía hambre, Dulce era un amante de las aventuras, Brillante era muy ingenioso y Pepe era el guardian protector.

"¿Quieren jugar conmigo?" - preguntó Blancanieves emocionada.

"¡Sí!" - gritaron todos.

Pasaron el día jugando a las escondidas, haciendo carreras y disfrutando del sol. Pero mientras todos se divertían, una sombra oscura se cernía sobre el bosque. Una astuta serpiente llegó con una intención malvada: quería atrapar a los pollitos para hacerse con su hermoso plumaje.

La serpiente se acercó sigilosamente a la cabaña y murmuró:

"Vengo a ofrecerles un trato. Si me traen a Blancanieves, yo les daré todo el maíz que quieran para comer."

Los pollitos se miraron entre sí, sintiendo un escalofrío.

"¡Nunca le haremos daño a Blancanieves!" - gritó Brillante con determinación.

"Sí, somos amigos. No podemos traicionarla" - agregó Lila.

La serpiente, frustrada con la respuesta de los pollitos, ideó un plan. Se disfrazó de pájaro hermoso y apareció frente a ellos.

"Hola, pequeños. Soy un pájaro mágico. Si llevan a Blancanieves a la cima de la montaña, le daré un regalo maravilloso."

Los pollitos, aunque desconfiados, sintieron curiosidad.

"¿Y qué regalo es ese?" - preguntó Galleta, con un brillo de anhelo en sus ojos.

"Un montón de granos brillantes que nunca se acaban" - respondió la serpiente.

Blancanieves, al escuchar la conversación, intervino.

"Pollitos, no se dejen engañar. Los regalos fáciles suelen tener un precio alto. Lo mejor es que juntos enfrentemos cualquier peligro que venga."

Los pollitos asintieron, dándose cuenta de que siempre debían proteger a su amiga y trabajar como un equipo.

"Vamos a hacer un plan para deshacernos de la serpiente para siempre" - sugirió Pepe, con su actitud protectora.

Esa noche, mientras la serpiente intentaba entrar a la cabaña, los pollitos estaban listos. Se escondieron y comenzaron a cantar muy fuerte, creando una melodía rítmica.

"¡Luz, alegría y amistad!" - cantarían a coro.

La serpiente, confundida por el ruido, salió corriendo de la cabaña, gritando aterrorizada. Nunca más volvió al bosque, pues pensó que los pollitos y Blancanieves eran más fuertes juntos.

Al día siguiente, los pollitos y Blancanieves celebraron su victoria con una gran fiesta.

"¡Gracias, amigos!" - dijo Blancanieves, mirando a sus valientes pollitos.

"¡No hay de qué!" - respondió Lila, orgullosa.

"Siempre estaremos juntos, por las buenas y las malas" - agregó Pip, saltando de alegría.

Y así, Blancanieves y los 7 pollitos vivieron muchas más aventuras, pero siempre recordaron que juntos eran invencibles y que la amistad era su mayor tesoro.

FIN.

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