Boda en las Montañas
Carlos era un perro pastor de ovejas que vivía en las montañas, mientras que Mima era una perra callejera que había llegado allí por casualidad.
Desde el primer momento en que se vieron, ambos supieron que habían encontrado a su media naranja. "Hola, ¿cómo te llamas?" preguntó Carlos con una sonrisa tímida. "Me llamo Mima", respondió ella con un ladrido suave. A partir de ese momento, Carlos y Mima comenzaron a pasar tiempo juntos.
Se divertían jugando entre las rocas y corriendo por los senderos. A medida que pasaban los días, se dieron cuenta de lo mucho que se querían y cómo no podían estar separados el uno del otro.
Un día, mientras estaban descansando bajo la sombra de un árbol, Carlos le propuso matrimonio a Mima. Ella aceptó emocionada y juntos planearon su boda para la semana siguiente. Pero cuando llegó el gran día, algo inesperado ocurrió.
Un grupo de lobos hambrientos apareció en la montaña y comenzó a atacar a las ovejas del rebaño de Carlos. Él sabía que tenía que protegerlas para mantenerlas seguras pero también quería asegurarse de no dejar sola a su amada en este peligroso enfrentamiento.
"Mima mi amor - dijo - debes irte ahora mismo para mantenerte fuera del peligro". Mientras tanto él luchaba desesperadamente contra los lobos tratando de salvar al rebaño pero se encontraba cada vez más agotado y herido.
Justo cuando parecía que todo estaba perdido, apareció un grupo de perros vecinos que habían oído los aullidos y acudieron en su ayuda. Entre todos lograron ahuyentar a los lobos y salvar al rebaño. "¡Gracias, amigos!" exclamó Carlos emocionado.
Pero entonces se dio cuenta de que Mima había desaparecido. La buscó sin descanso durante horas hasta que finalmente la encontró escondida detrás de unas rocas, temblorosa y asustada. "¿Estás bien?" preguntó él, preocupado.
"Sí", respondió ella con lágrimas en los ojos "pero pensé que nunca volvería a verte". Carlos entendió lo importante que era proteger no solo a las ovejas sino también a su amada Mima.
Juntos volvieron al rebaño donde celebraron su boda rodeados por sus amigos caninos. A partir de ese día, Carlos y Mima aprendieron la importancia del trabajo en equipo y la protección mutua. Se convirtieron en una pareja inseparable que vivió feliz para siempre entre las montañas.
FIN.