Bolivia y el gatito perdido



Había una vez en el hermoso altiplano boliviano, una niña llamada Bolivia. Era una niña muy curiosa y amorosa, siempre buscando maneras de ayudar a los demás, especialmente a los animales.

Un día, mientras jugaba en el patio trasero de su casa, encontró a un pequeño gatito abandonado. Bolivia sabía que no podía llevarlo adentro de la casa porque sus padres eran alérgicos a los gatos, así que decidió cuidarlo en secreto.

Le construyó un refugio acogedor con cajas y mantas viejas en un rincón del jardín. Todos los días le llevaba comida y agua fresca. El gatito estaba asustado al principio, pero poco a poco comenzó a confiar en Bolivia.

Ella le daba todo el cariño y atención que necesitaba para crecer sano y fuerte. Lo llamó —"Alturas" , porque era valiente como las montañas del altiplano. A medida que Alturas crecía, se volvía más protector con Bolivia.

Cuando llegaba el invierno y las noches se volvían frías e implacables, Alturas se aseguraba de mantenerla caliente durante la noche. Se acurrucaban juntos bajo las estrellas brillantes mientras la nieve caía suavemente sobre ellos.

Un día de junio, cuando Bolivia tenía 7 años, ella y Alturas decidieron aventurarse más allá del jardín hacia las vastas tierras altas del altiplano. Se internaron en el paisaje deslumbrante lleno de lagunas saladas y montañas nevadas.

Pero sin darse cuenta, se separaron en la densa niebla que envolvía el altiplano. Bolivia se encontró sola y asustada en medio de la nada. No sabía cómo volver a casa y el frío era cada vez más intenso.

Pero entonces, escuchó un suave maullido a lo lejos. Era Alturas, quien había estado buscándola incansablemente. "Alturas, ¡estás aquí!", exclamó Bolivia emocionada mientras lo abrazaba con fuerza. Alturas parecía entender que Bolivia estaba perdida y necesitaba ayuda para regresar a casa.

Con valentía y determinación, comenzó a guiarla a través del laberinto de caminos hasta llegar al hogar seguro. Desde ese día, Bolivia y Alturas se convirtieron en los mejores amigos inseparables.

Juntos aprendieron sobre el valor de la amistad, la importancia de cuidar a los animales y cómo enfrentar los desafíos con coraje. La historia de Bolivia y Alturas se volvió famosa en todo el altiplano boliviano.

Las personas quedaban maravilladas por el amor incondicional entre una niña pequeña y un gato abandonado. Inspirados por su historia, muchas familias comenzaron a adoptar mascotas abandonadas y brindarles un hogar lleno de amor.

Bolivia siempre recordaría aquel invierno en el altiplano como una lección invaluable: nunca debemos subestimar la fuerza del amor y la amistad verdadera. Y así fue como una niña llamada Bolivia encontró un amigo fiel en un gatito llamado Alturas, cambiando sus vidas para siempre.

FIN.

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