Boni, Bicho y Mochi


Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, tres cachorros llamados Boni, Bicho y Mochi. Vivían felices junto a su mamá Juana.

Mama Juana era una perrita muy amorosa y siempre cuidaba de sus cachorros con mucho cariño. Un día, mama Juana se enfermó. Los cachorros estaban muy preocupados porque veían que su mamá no podía levantarse de la cama y parecía estar débil. Decidieron hacer todo lo posible para ayudarla a sentirse mejor.

Boni, el más grande y valiente de los hermanos, fue a buscar al veterinario del pueblo para pedir ayuda.

El veterinario examinó a mama Juana y les explicó que tenía una gripe fuerte pero que con descanso y cuidado se recuperaría pronto. Los cachorros regresaron a casa decididos a cuidar de su mamá durante su enfermedad. Pero había un problema: solo tenían una manta para cubrirla y todos querían usarla al mismo tiempo para mantenerse calentitos.

"¡Chicos! Tenemos que aprender a compartir", dijo Boni con determinación. Bicho miró la manta con tristeza mientras decía: "Pero es tan cómoda... me gustaría tenerla toda para mí". Mochi asintió diciendo: "Yo también quiero tenerla solo para mí".

Boni pensó por un momento y luego sonrió: "Si aprendemos a compartir la manta entre los tres, todos estaremos calentitos y nuestra mamá también". Los hermanos aceptaron el plan de Boni y comenzaron a turnarse para usar la manta.

Aprendieron que cuando uno de ellos estaba cubierto, los otros dos se acurrucaban juntos para mantenerse calientes. De esta manera, todos estaban cómodos y podían cuidar a mama Juana sin problemas.

A medida que pasaban los días, Boni, Bicho y Mochi descubrieron que compartir no solo era importante con la manta, sino también en otras situaciones. Aprendieron a compartir la comida, los juguetes e incluso el cariño de su mamá.

Un día, mientras jugaban en el parque del pueblo, vieron a un perrito triste y solitario. Decidieron acercarse y preguntarle qué le sucedía. "Hola amiguito, ¿por qué estás tan triste?", preguntó Boni con ternura. El perrito les explicó que había perdido a su familia y no tenía donde vivir.

Los cachorros sintieron mucha empatía por él y decidieron llevarlo a casa para ayudarlo. Cuando llegaron a casa con el nuevo amigo animal, Boni dijo: "Ahora tenemos que aprender a compartir nuestro hogar también".

Los cachorros aceptaron la idea de Boni y encontraron una forma de organizar el espacio para todos. Compartieron sus camas, juguetes e incluso permitieron al nuevo amigo unirse a sus juegos.

Con el tiempo, mama Juana se recuperó completamente gracias al amor y cuidado de sus hijos. Estaba muy orgullosa de ver cómo habían aprendido a compartir no solo entre ellos sino también con otros seres necesitados. Desde entonces, Boni, Bicho y Mochi se convirtieron en ejemplos de generosidad y amistad en su comunidad.

Todos aprendieron la importancia de compartir y cuidar a los demás, y vivieron felices en su gran familia.

Y así, los tres cachorros Boni, Bicho y Mochi, junto con mama Juana, demostraron que el amor y la solidaridad pueden superar cualquier obstáculo. Siempre recordaron la lección aprendida durante la enfermedad de su mamá: compartir es una forma hermosa de hacer del mundo un lugar mejor.

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