Bop y la piedra filosa
Era un día soleado en la playa, las olas rompían suavemente en la orilla, y Bop, un nene de ojos curiosos y sonrisa amplia, exploraba la arena con entusiasmo. Mientras caminaba, recogía caracoles, construía castillos de arena y jugaba con las olas. Sin embargo, su aventura pronto daría un giro inesperado.
- ¡Mirá ese caracol tan grande! - dijo Bop, emocionado, corriendo hacia una pequeña concha en la orilla. En su prisa, no se dio cuenta de que había una piedra filosa justo delante de él. Tropezó y, ¡zas! , se cayó de bruces contra la arena, cortándose la pierna con la piedra.
- ¡Ay! - gritó Bop, mientras una lágrima se escapaba de su ojo. No solamente le dolía la pierna, sino que también se sentía un poco asustado.
Una señora que paseaba con su perro se acercó rápidamente.
- ¡Oh, pobre nene! - exclamó la señora. - ¿Estás bien?
- Me corté la pierna... - dijo Bop, con la voz entrecortada. - No sé si puedo caminar.
La señora, que se llamaba Clara, se agachó junto a él.
- Ven, vamos a limpiarte esa herida y luego te pondremos una venda. Yo tengo un botiquín en mi casa de la playa. - dijo, mientras le sonreía con amabilidad.
Bop dudó un momento, pero vio lo amable que era Clara y decidió confiar en ella. Con la ayuda de Clara, llegaron a su casa, donde ella le limpió la herida con cuidado.
- Verás, un pequeño corte no puede detenerte. Ahora, vamos a ponerte una venda. - dijo Clara, mientras le ayudaba.
Bop la miró con curiosidad.
- ¿Y por qué no puedo dejar que me detenga? - preguntó.
- Porque lo más importante es aprender a levantarse. A veces, en la vida nos encontramos con piedras afiladas, pero eso no significa que debamos rendirnos. - le explicó Clara, mientras envolvía la venda alrededor de su pierna.
Después de curar su herida, Bop se sintió aliviado y un poco más seguro.
- Gracias, Clara. Eres muy amable. - dijo, sonriendo.
- De nada. Ahora, ¿te gustaría hacer algo divertido en vez de quedarte aquí sentado? - preguntó Clara, con un guiño.
- ¡Sí! - exclamó Bop, entusiasmado.
Clara llevó a Bop al jardín donde tenía una mesa de manualidades. Allí, comenzaron a hacer collages con conchas, piedras y arena.
- ¡Mirá lo que hice! - Bop mostró con orgullo un collage brillante que había creado con conchas de colores.
- ¡Es hermoso! - respondió Clara, impresionada. - Estás usando tu creatividad. Y eso es muy importante, ¡aunque a veces te encuentres con dificultades!
A medida que pasaba el tiempo, Bop se olvidó del dolor en su pierna y se concentró en su arte. Cuando terminó, vio su collage y comprendió que había logrado algo increíble, incluso después de haberse caído.
- A veces yo también me siento triste cuando no puedo hacer algo, pero recuerdo que siempre puedo intentarlo de nuevo. - dijo Clara, mientras los dos admiraban el trabajo de Bop.
- Tenés razón. - asintió Bop. - No debo dejar que un pequeño accidente me detenga.
Luego de varias horas de diversión, Bop se despidió de Clara.
- ¡Gracias por todo, Clara! Prometo volver y seguir creando cosas lindas. - dijo Bop, con una sonrisa amplia.
- Espero verte pronto, Bop. ¡Y cuídate mucho! - respondió Clara, despidiéndose con un abrazo.
Mientras Bop caminaba de regreso a la playa, sentía que había aprendido una importante lección. A veces se pueden encontrar piedras afiladas en el camino, pero siempre hay algo divertido y bello que se puede hacer, incluso después de una caída. La vida estaba llena de posibilidades, y él estaba listo para seguir explorando.
Desde ese día, cada vez que Bop veía una piedra, sonreía y pensaba en su aventura. Nunca dejó que nada lo detuviera y siempre se recuerda que, aunque se caiga, siempre puede levantarse nuevamente y seguir creando.
FIN.