Boris y el Semáforo del Cuerpo



**Página 1:** Érase una vez un niño llamado Boris, el conoce las partes de su cuerpo: cabeza, cabello, ojos, nariz, boca, brazos, manos, dedos, tórax, abdomen, piernas, rodillas y pies.

**Página 2:** Boris también conoce sus partes privadas, pero a veces se siente un poco confundido sobre por qué son importantes. Un día, mientras jugaba con su amigo Lautaro en el parque, decidió preguntar:

"¿Lautaro, sabes para qué sirven las partes privadas?"

"Um... no estoy seguro, ¿para qué?" respondió Lautaro, encogiéndose de hombros.

**Página 3:** Boris decidió que quería aprender más sobre su cuerpo y sus partes. Al día siguiente, su maestra, la Señorita Mónica, llevó a la clase a una excursión al museo del cuerpo humano.

"Hoy aprenderemos sobre cómo funciona nuestro cuerpo y por qué cada parte es importante" dijo la Señorita Mónica con una gran sonrisa.

**Página 4:** Cuando llegaron, un guía muy agradable llamado don Pablo les mostró una enorme maqueta del cuerpo humano.

"¿Quién quiere ayudarme?" preguntó don Pablo.

"¡Yo!" gritó Boris, levantando la mano con entusiasmo.

**Página 5:** Don Pablo le mostró a Boris cómo funcionaban los músculos y el esqueleto.

"Cada parte de tu cuerpo tiene un trabajo especial. Las piernas te ayudan a correr, los brazos a jugar y..." dijo, mientras señalaba la maqueta.

"¡Y las partes privadas protegen lo que es más especial!" interrumpió Boris emocionado.

**Página 6:** Mientras todos reían, Boris tuvo una idea genial.

"¡Podríamos hacer un juego para aprender sobre las partes del cuerpo!"

"¡Sí!" exclamaron todos al unísono.

**Página 7:** Así que comenzaron a pensar en un juego como un semáforo. Cada parte del cuerpo tendría un color:

- Verde para las partes que nos ayudan a jugar y movernos,

- Amarillo para las partes que necesitamos proteger,

- Y rojo para las partes privadas que debemos cuidar con especial atención.

**Página 8:** Empezaron a jugar.

"¡Verde!" gritó Lautaro, y todos corrieron en círculos.

"¡Amarillo!" dijo Boris, todos se detuvieron y cubrieron sus manos en sus tobillos.

"¡Rojo!" dijo la señorita Mónica con risa, y todos se rieron al recordar que debían cuidar sus partes más especiales.

**Página 9:** Después de un largo día de juegos y risas, Boris sintió que había aprendido mucho.

"¡Gracias, Señorita Mónica! Aprendí a cuidar mi cuerpo" le dijo al final del día, muy satisfecho.

"Cada parte de tu cuerpo es valiosa, Boris. Recuerda siempre cuidarla y respetarla" le respondió la maestra con una sonrisa.

**Página 10:** Al volver a casa, Boris se miró en el espejo y sonrió. Estaba feliz de conocer todo sobre su cuerpo, y ahora sabía que cada parte, incluso las que son privadas, deben ser respetadas y cuidadas con alegría y curiosidad.

Y así, Boris compartió su nuevo conocimiento con Lautaro, quien también entendió la importancia de cuidar no solo su cuerpo, sino también cada parte de él. Desde aquel día, el juego del Semáforo del Cuerpo se volvió un favorito entre los amigos, y todos aprendieron a respetar y cuidar lo que tienen.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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