Brave Dreams
Había una vez una chiquita llamada Inés. Inés era una niña muy valiente y decidida, pero había algo que le costaba mucho trabajo: dormir solita en su cama.
Todas las noches, sus papás la acompañaban hasta quedarse dormida y luego se iban a su propia habitación. Inés sabía que sus papás estaban cerca, pero aún así le daba miedo quedarse sola en la oscuridad de su cuarto.
Siempre se levantaba en mitad de la noche y corría a buscar a sus papás para que volvieran a acompañarla. Sus papás siempre la consolaban y la llevaban de vuelta a su cama, pero sabían que era importante ayudarla a aprender a dormir sola.
Un día, mientras Inés estaba jugando con sus muñecas, escuchó un ruido extraño proveniente del armario. Se acercó despacito y abrió la puerta con cautela. Para su sorpresa, encontró un pequeño ratoncito asustado escondido entre las ropas.
- ¡Hola! ¿Quién eres? - preguntó Inés curiosa. El ratoncito tembloroso respondió: - Soy Ratón Miedoso. Me da mucho miedo salir de este armario porque nunca sé qué peligros me esperan afuera.
Inés entendió perfectamente cómo se sentía Ratón Miedoso, ya que ella también tenía miedo por las noches. Entonces tuvo una idea brillante.
- Ratón Miedoso, si tú me ayudas a dormir solita en mi cama todas las noches sin tener miedo, yo te ayudaré a ti a vencer tus miedos y explorar el mundo fuera del armario - propuso Inés. Ratón Miedoso dudó un momento, pero luego aceptó la oferta de Inés. Juntos, comenzaron a trabajar en superar sus miedos.
Cada noche, cuando llegaba la hora de dormir, Inés le contaba a Ratón Miedoso cómo había logrado quedarse en su cama sin levantarse y cómo se sentía más valiente cada día. Ratón Miedoso también compartía con Inés sus pequeños logros.
Le contaba cómo había salido del armario por unos minutos antes de volver corriendo al refugio seguro que era su escondite. Poco a poco, los dos amigos fueron ganando confianza y superando sus miedos.
Inés ya no se levantaba en mitad de la noche buscando a sus papás y Ratón Miedoso comenzó a aventurarse cada vez más lejos del armario. Una mañana soleada, mientras jugaban en el jardín, Inés abrazó a Ratón Miedoso con alegría. - ¡Lo hemos logrado! - exclamó emocionada-.
Ahora puedo dormir solita en mi cama todas las noches sin tener miedo, y tú has conquistado tu temor al mundo exterior. Ratón Miedoso asintió sonriente: - Gracias a ti ahora soy un ratoncito valiente y aventurero.
Y sé que siempre podré contar contigo si alguna vez vuelvo a tener miedo. Desde ese día, Inés durmió plácidamente cada noche en su cama sin despertarse ni una sola vez.
A la mañana siguiente se despertaba contenta y llena de energía para jugar y aprender nuevas cosas. Incluso disfrutaba de sus siestas, sabiendo que podía dormir tranquila sin miedo. Y así, Inés demostró que con valentía, determinación y la ayuda de un amigo como Ratón Miedoso, cualquier miedo se puede superar.
Y juntos vivieron muchas aventuras, siempre recordando la importancia de enfrentar los miedos y confiar en uno mismo.
FIN.