Bravery Under the Moonlight


Era Halloween y Lili estaba muy emocionada. Había decidido pasar la noche viendo películas de terror en su casa, rodeada de sus dulces favoritos.

Se había preparado un montón de palomitas y se había acomodado en el sofá con una manta bien acogedora. La película estaba llegando a su punto más escalofriante cuando, de repente, se escuchó el timbre de la puerta. Lili saltó del susto y miró el reloj: eran las 3 am.

¿Quién podría estar tocando a esa hora? Con mucho temor, Lili decidió ir a ver quién era. Abrió la puerta despacio y se encontró con una sorpresa inesperada: era su vecino Don Ramón disfrazado de vampiro.

- ¡Feliz Halloween, Lili! -exclamó Don Ramón con una risa malvada-. ¿Te asusté? Lili rió aliviada al reconocer a su vecino. - Casi me haces saltar del susto, Don Ramón -dijo ella-. Pero qué buen disfraz tienes.

Don Ramón le mostró los colmillos falsos que tenía puestos y le dijo:- Gracias, Lili. Pensé que sería divertido hacerle una broma a mis vecinos esta noche. Lili invitó a Don Ramón a entrar para disfrutar juntos del resto de la noche de Halloween.

Mientras veían películas terroríficas y comían dulces, comenzaron a conversar sobre lo importante que es divertirse sanamente durante estas festividades.

Don Ramón compartió con Lili algunas historias sobre cómo él también solía asustarse mucho cuando era niño, pero que aprendió a enfrentar sus miedos y disfrutar de la noche de Halloween sin sentirse demasiado asustado. - Es normal tener miedo en ocasiones, Lili -le dijo Don Ramón-.

Pero lo importante es aprender a controlarlo y no dejar que nos impida divertirnos. ¿Sabes qué? Podemos convertir el miedo en algo emocionante. Lili escuchaba atentamente las palabras de Don Ramón mientras comían más palomitas.

A medida que avanzaba la noche, se dieron cuenta de que ya no sentían tanto miedo como al principio. Decidieron hacer una pequeña fiesta en casa de Lili con todos los vecinos disfrazados. Jugaron juegos divertidos y contaron historias fantásticas sobre monstruos amigables y brujas bondadosas.

Todos se reían y disfrutaban del espíritu festivo de Halloween. Al finalizar la noche, Lili se dio cuenta de lo valiente que había sido al enfrentar sus miedos y abrir su puerta a Don Ramón disfrazado de vampiro.

Aprendió que el verdadero valor no reside en no tener miedo, sino en seguir adelante a pesar del temor. Desde aquel Halloween, Lili dejó atrás sus temores irracionales y comenzó a disfrutar plenamente esta festividad tan especial.

Siempre recordaría esa noche como un momento lleno de risas, diversión y valentía. Y así fue como Lili aprendió una importante lección: nunca debemos permitir que nuestros miedos nos impidan vivir experiencias maravillosas.

Y cada vez que llega Halloween, ella recuerda aquella noche en la cual abrió la puerta al miedo y encontró la valentía para disfrutar de una noche llena de magia y diversión.

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