Brianna y el Jardín de los Sueños



Era un soleado día en el barrio de Brianna, una niña de ojos brillantes y una gran sonrisa. Vivía con sus papás, Kim y Ken, y sus abuelitos, Eric y Flor, en una hermosa casita llena de risas y amor.

Brianna era conocida por todos como una pequeña soñadora llena de energía. Siempre tenía un nuevo proyecto en mente, y ese día no era la excepción.

"¡Hoy voy a hacer algo increíble!" - dijo Brianna mientras saltaba de un lado a otro en el jardín.

"¿Y qué tenés en mente, mi amor?" - preguntó su mamá, Kim, mientras regaba las plantas.

"Quiero crear un jardín de sueños donde todos puedan plantar sus ideas y verlas crecer. ¡Va a ser genial!" - exclamó Brianna.

Brianna se puso manos a la obra. Con la ayuda de su papá Ken, comenzaron a limpiar un pequeño espacio en el jardín, mientras sus abuelitos, Eric y Flor, se unían entusiasmados.

"Voy a llamar a Tía Ana y a Tita para que vengan a ayudar también" - dijo Brianna mientras buscaba su teléfono.

Poco después, Tía Ana y Tita llegaron al hogar y se unieron a la diversión.

"¿Qué vamos a hacer aquí?" - preguntó Tía Ana, mirando a su alrededor con curiosidad.

"Crear un jardín donde cada uno pueda plantar un sueño", explicó Brianna. "Vamos a decorar y hacer carteles con las ideas de todos. ¡Va a ser divertido!" - agregó emocionada.

Todos se pusieron manos a la obra. Tita y Tía Ana pintaron carteles coloridos, mientras Eric y Flor ayudaban a Brianna a plantar flores y semillas.

Después de unas horas de trabajo, el jardín se llenó de palabras y sueños.

"Mirá, mi sueño es viajar por el mundo" - escribió Tía Ana en su cartel.

"Yo quiero aprender a tocar la guitarra" - anotó Tita, con una gran sonrisa.

"Quiero ser astronauta y conocer la luna" - dijo Brianna, llena de entusiasmo.

Pero cuando estaban a punto de terminar, algo inesperado pasó. Un fuerte viento sopló y voló todos los carteles de los sueños por el aire.

"¡Oh no! Los sueños han volado!" - exclamó Brianna, preocupada.

"No te preocupes, cariño. A veces las cosas no salen como uno espera" - le dijo su abuelita Flor, tratando de consolarla.

Brianna, en lugar de rendirse, tuvo otra idea.

"¡Vamos a recuperarlos!" - propuso. Todos corrieron por el barrio persiguiendo los carteles hasta que finalmente lograron recoger todos, aunque algunos estaban un poco desordenados.

"Mirá, podemos hacer un mural con ellos" - sugirió Ken, observando cómo Brianna y todos sus seres queridos comenzaban a pegar los carteles en una pared del jardín.

"¡Sí! ¡Y cada vez que veamos el mural, recordaremos nuestros sueños!" - agregó Brianna, cada vez más emocionada.

Finalmente, el jardín se convirtió en un verdadero mural de sueños. Todos se sentaron a contemplarlo, riendo y compartiendo historias de sus aventuras.

"Este es un recordatorio de que nunca debemos dejar de soñar" - dijo Eric, alzando su vaso de jugo en un brindis improvisado.

"Y de que siempre podemos ayudar a que los sueños de otros también crezcan" - añadió Flor.

Desde ese día, cada vez que alguien pasaba por el jardín de Brianna, se detenía a mirar el hermoso mural y a recordar sus propios sueños. Brianna había logrado no solo hacer un jardín, sino unir a su familia y amigos en una hermosa misión de esperanza.

Y así, Brianna aprendió que a veces los caminos se desvían, pero eso solo hace que el viaje sea más interesante y lleno de sorpresas.

"Nunca dejen de soñar, amigos" - decía Brianna, llena de alegría y amor por su jardín y su familia.

FIN.

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