Brillando en mi propia luz


Había una vez, en la bulliciosa ciudad de Madrid, una niña llamada Julia. Julia era una niña muy especial, siempre buscaba la manera de destacarse y llamar la atención.

Desde pequeña, le encantaba hablar sin parar y contar historias emocionantes a todos los que estaban dispuestos a escucharla. Julia tenía un grupo de amigos en el colegio, pero a veces se sentía sola porque nadie parecía entender su personalidad extrovertida.

A pesar de eso, ella nunca dejó que eso la desanimara. Siempre estaba lista para enfrentar nuevos desafíos y encontrar maneras creativas de hacerse notar.

Un día, mientras paseaba por el parque con sus amigos, Julia vio un cartel anunciando un concurso de talentos en su barrio. Su corazón saltó de emoción al leerlo y supo inmediatamente que esta era su oportunidad perfecta para brillar aún más. Sin perder tiempo, Julia corrió a casa para practicar su actuación.

Bailaba frente al espejo e inventaba chistes graciosos para hacer reír a todos en el concurso. Estuvo tan ocupada preparándose que apenas tuvo tiempo para hablar durante esos días. Finalmente llegó el gran día del concurso y Julia estaba nerviosa pero emocionada.

Cuando subió al escenario frente a todo el vecindario, no pudo evitar soltar algunas palabras antes de comenzar su actuación:"-¡Hola a todos! ¡Mi nombre es Julia y estoy aquí para entretenerlos!"El público rió ante sus palabras y aplaudió ansiosamente esperando ver qué sorpresa les tenía preparada.

Julia comenzó su actuación con un baile lleno de energía y gracia. Mientras se movía al ritmo de la música, también contaba chistes divertidos que hacían reír a todos.

El público estaba encantado con ella y no podía dejar de aplaudir. Sin embargo, en medio de su actuación, Julia tropezó y cayó al suelo. Todos se quedaron en silencio por un momento, pero Julia no dejó que eso la detuviera.

Se levantó rápidamente y dijo:"-¡Ups! ¡Eso fue parte del show! ¡Sigamos adelante!"El público estalló en carcajadas y aplausos nuevamente. Admiraban la valentía y el espíritu positivo de Julia frente a los obstáculos.

A partir de ese momento, Julia supo que había encontrado una manera especial de destacarse: siendo ella misma sin importar lo que pasara. Después del concurso, sus amigos se acercaron a felicitarla por su increíble actuación. "-Julia, nunca habíamos visto algo tan sorprendente como lo tuyo", dijeron admirados.

Julia sonrió y respondió:"-Gracias chicos, pero saben qué? Lo importante no es solo hacer cosas sorprendentes, sino ser auténtico y disfrutar cada momento". A partir de ese día, Julia siguió siendo habladora e intentando destacarse en todo lo que hacía.

Pero ahora también aprendió a escuchar a los demás y apreciar las cualidades únicas de cada uno.

Y así fue como Julia descubrió el verdadero poder de ser ella misma: inspirar a los demás a aceptarse tal como son y encontrar la alegría en cada experiencia.

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