Brillando en Villa Alegría



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegría, una niña llamada Sofía. Desde que era muy chiquita, Sofía siempre había sido muy amable y cariñosa con todos los habitantes del pueblo.

Siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás y tenía una sonrisa para regalar. Pero a medida que Sofía fue creciendo, algunas personas en el pueblo empezaron a tratarla mal. Le decían cosas feas, se burlaban de ella y la hacían sentir muy triste.

Sofía no entendía por qué la trataban así si siempre había sido buena con todos. Todos los días después de la escuela, Sofía se iba al bosque cercano y lloraba desconsoladamente.

Se sentaba en un tronco caído y dejaba que las lágrimas recorrieran su rostro mientras miraba al suelo con el corazón destrozado. Un día, mientras Sofía lloraba en el bosque, escuchó una voz suave que le preguntó: "¿Por qué estás tan triste?".

Sorprendida, levantó la vista y vio a un zorro viejo y sabio parado frente a ella. "Me siento mal porque la gente me trata mal sin razón", respondió Sofía entre sollozos.

El zorro se sentó junto a ella y le dijo: "A veces las personas hieren a otros porque ellos mismos están heridos por dentro. No debes permitir que sus palabras te lastimen".

Sofía lo miró sorprendida por las palabras del zorro pero también sintió un rayo de esperanza en su corazón. "¿Qué puedo hacer entonces?", preguntó con timidez. El zorro le explicó que lo más importante era quererse a uno mismo tal como uno es, con todas sus virtudes y defectos.

Le enseñó a recordar todas las cosas buenas sobre sí misma cada vez que alguien intentara hacerla sentir mal. Desde ese día, Sofía comenzó a repetirse frases positivas frente al espejo todas las mañanas.

Recordaba lo amable, inteligente y valiente que era; poco a poco comenzó a sentirse mejor consigo misma. Con el tiempo, la actitud de Sofía cambió por completo. Ya no permitía que las palabras hirientes de los demás la afectaran.

Su luz interior brillaba tan fuerte que aquellos que antes la habían tratado mal comenzaron a verla con otros ojos. Pronto, el pueblo entero reconoció la fortaleza y bondad de Sofía. La admiraban por ser tan valiente ante la adversidad e inspiradora para todos los niños del lugar.

Y así, gracias al consejo del sabio zorro y su propia determinación para quererse a sí misma, Sofía logró salir de ese gran agujero negro en el cual había caído.

Aprendió una valiosa lección: nunca permitas que nadie apague tu luz interior porque eres único y especial tal como eres.

FIN.

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