Brillando juntos
En un colorido jardín de infantes llamado "Rayito de Sol", se encontraban jugando y riendo Lucas, un niño curioso y travieso, y Martina, una niña dulce y risueña. Ambos eran buenos amigos y les encantaba descubrir cosas nuevas juntos.
Un día soleado, la maestra Clara les dijo a todos los niños del jardín: "Hoy vamos a aprender sobre las diferencias entre los niños y las niñas. ¿Quieren saber más al respecto?".
Lucas levantó la mano emocionado y exclamó: "-¡Sí, sí! ¡Queremos aprender!". Martina asintió con entusiasmo mientras la maestra Clara comenzaba a explicarles: "Los niños tienen algo que las niñas no tienen. ¿Alguien puede adivinar qué es?".
Lucas frunció el ceño pensativo mientras Martina levantaba la mano emocionada. La maestra Clara señaló a Martina para que respondiera. "-¡Los niños tienen pipí por adelante!", exclamó Martina con una sonrisa tierna en su rostro. Todos los niños rieron divertidos ante la respuesta de Martina.
La maestra Clara asintió y continuó: "Así es, Martina. Los niños tienen pipí por delante y las niñas tienen otra cosa muy especial que los chicos no tienen".
Lucas se quedó pensativo tratando de adivinar cuál era esa diferencia tan misteriosa. Finalmente, levantó la mano con emoción: "-¿Las chicas tienen... superpoderes secretos?". Todos los niños estallaron en carcajadas ante la ocurrencia de Lucas. La maestra Clara sonrió y le explicó amablemente: "No exactamente, Lucas.
Las niñas tienen algo llamado vulva que es diferente a lo que tienen los chicos".
Lucas hizo una mueca de sorpresa mientras escuchaba atentamente las explicaciones de la maestra Clara sobre las diferencias anatómicas entre los niños y las niñas. A medida que aprendían cosas nuevas, su curiosidad crecía aún más. Después de la clase, Lucas y Martina se sentaron juntos en el patio del jardín de infantes.
Lucas miró a su amiga con una sonrisa traviesa y le dijo: "-¡Sabes qué, Martina? Aunque seamos diferentes, seguimos siendo buenos amigos!". Martina asintió emocionada: "-¡Claro que sí! ¡Somos únicos e especiales cada uno a nuestra manera!".
Y así, entre risas y juegos, Lucas y Martina comprendieron que aunque fueran diferentes físicamente, lo importante era respetarse mutuamente y valorar sus propias individualidades. Juntos descubrieron el maravilloso mundo de las diferencias anatómicas con alegría e inocencia en sus corazones.
FIN.