Brillo en Marte
En un pequeño pueblo marciano llamado Roción de Estrellas, la vida transcurría apacible y serena. Los habitantes de este lugar tan especial eran criaturas curiosas y amigables, siempre dispuestas a descubrir algo nuevo en su misterioso planeta rojo.
Una mañana, cuando el sol comenzaba a asomar tímidamente por el horizonte marciano, los niños del pueblo despertaron con una energía renovada. Se levantaron de sus camitas cósmicas y salieron a jugar por las calles empedradas de Roción de Estrellas.
El silencio reinaba en el aire marciano, solo interrumpido por el canto melodioso de los pájaros alienígenas que revoloteaban entre las extrañas plantas del lugar.
Pero algo rompió esa tranquilidad: una canción muy extraña que resonaba en la lejanía. Los niños se detuvieron sorprendidos al escuchar aquella melodía desconocida. Intrigados, decidieron seguir el sonido hasta llegar a una calle distante, solitaria y oscura donde encontraron a un sereno extraterrestre cantando con voz dulce y armoniosa.
- ¡Hola! -exclamó Valentina, la niña más valiente del grupo-. ¿Qué estás cantando? Es muy bonito pero no entendemos las palabras.
El sereno les sonrió con ternura y les explicó que aquella canción hablaba sobre la importancia de soñar en grande y nunca rendirse ante los desafíos que pudieran surgir en el camino. - ¡Oh! ¿Y cómo podemos hacer para cumplir nuestros sueños? -preguntó Matías, un niño curioso con grandes ojos brillantes como estrellas fugaces.
El sereno les contó entonces sobre la magia que reside en cada uno de ellos, sobre cómo podían cultivarla mediante la creatividad, la perseverancia y la solidaridad hacia los demás habitantes del pueblo marciano. Así comenzó una aventura inolvidable para aquel grupo de pequeños marcianitos.
Guiados por las enseñanzas del misterioso sereno, aprendieron a trabajar juntos para superar obstáculos, a confiar en sus habilidades únicas y a nunca perder la esperanza incluso en los momentos más oscuros.
Con el paso del tiempo, aquellos niños se convirtieron en jóvenes valientes y decididos.
Cada uno siguió su propio camino hacia sus sueños más preciados: algunos se convirtieron en exploradores espaciales, otros en científicos dedicados al estudio de los secretos del universo; pero todos compartían un mismo legado: el valor de creer en sí mismos y en lo extraordinario que podían lograr si se lo proponían.
Y así fue como Roción de Estrellas se llenó de historias inspiradoras e incontables hazañas protagonizadas por aquellos niños que supieron escuchar la sabiduría oculta tras la canción del misterioso sereno marciano.
Y aunque pasaran los años y las lunas siguieran iluminando las noches rojas de Marte, aquella melodía nunca dejó de resonar en los corazones llenos de coraje y esperanza de quienes alguna vez fueron solo unos pequeños soñadores bajo un cielo sin lunas.
FIN.