Bruce, el valiente ciclista
Había una vez un niño llamado Brian, quien era un pequeño torbellino lleno de energía. A sus 5 años, siempre estaba ansioso por aprender cosas nuevas y explorar el mundo que lo rodeaba.
Una de las cosas que más deseaba era tener su propia bicicleta con rueditas de apoyo para poder pasear por el parque. Un día soleado, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Brian vio a lo lejos una bicicleta brillante y reluciente.
Tenía rueditas de apoyo perfectas para él. Sin pensarlo dos veces, corrió emocionado hacia ella, pero justo cuando estaba a punto de alcanzarla, una pelota se interpuso en su camino.
"¡Oh no! ¿Cómo voy a llegar hasta la bicicleta ahora?", se preguntó Brian preocupado. Justo en ese momento apareció su amiga Laura, quien había visto todo desde lejos. Con una sonrisa en su rostro dijo: "No te preocupes, Brian.
Si quieres llegar hasta allí, solo tienes que superar los obstáculos que se presenten". Brian asintió decidido y comenzó a saltar sobre la pelota sin perder la esperanza. Pero justo cuando creyó haberlo logrado, un montón de golosinas aparecieron frente a él.
"¡Mmm! ¡Qué deliciosas se ven!", exclamó Brian tentado por las golosinas. Laura nuevamente intervino: "Recuerda nuestro objetivo principal: conseguir esa bicicleta. Las golosinas pueden ser sabrosas, pero no te llevarán muy lejos".
Con fuerza de voluntad y determinación, Brian resistió la tentación y siguió adelante. Pero justo cuando estaba a punto de alcanzar la bicicleta, un grupo de globos rojos apareció flotando en el cielo. "¡Vaya! ¡Qué bonitos son esos globos!", exclamó Brian maravillado.
Laura le recordó: "Recuerda, Brian, los globos son hermosos pero no te llevarán a donde quieres ir. Mantén tu objetivo en mente". Brian decidió hacer caso a su amiga y continuó su camino hacia la bicicleta.
Saltó sobre los obstáculos restantes con valentía y finalmente llegó hasta ella. "¡Lo logré!" gritó emocionado mientras subía a la bicicleta y pedaleaba por el parque con una gran sonrisa en su rostro.
Desde ese día, Brian aprendió que para alcanzar sus metas debía enfrentar obstáculos y superar tentaciones. Aprendió que el camino puede estar lleno de distracciones, pero si se mantiene enfocado en lo que realmente desea, podrá conseguirlo.
Y así, Brian siguió explorando el mundo con su nueva bicicleta, siempre dispuesto a enfrentar cualquier desafío que se cruzara en su camino y sin perder nunca esa chispa de curiosidad e ilusión por aprender más cada día.
FIN.