Cabalgando con la melodía


Había una vez en un hermoso campo verde, un caballo llamado Trotón. Trotón era un caballo muy especial, ya que le encantaba la música más que nada en el mundo.

Todos los días, al despertar, Trotón tarareaba alegres melodías mientras galopaba por los prados. Un día, mientras trotaba cerca del bosque, escuchó una suave melodía que provenía de entre los árboles. Intrigado, se acercó y descubrió a una joven flautista tocando con destreza.

Fascinado por la música, Trotón se quedó allí quieto escuchando cada nota con atención. "¡Qué bonita música tocas!" -exclamó Trotón emocionado cuando la flautista terminó su canción. La joven sonrió y acarició la crin del caballo. "Me alegra que te haya gustado.

¿Te gustaría acompañarme en mis viajes y disfrutar juntos de la música?". Trotón relinchó felizmente asintiendo con entusiasmo. Desde ese día, se convirtieron en inseparables compañeros de aventuras musicales.

La flautista tocaba hermosas melodías mientras Trotón bailaba al ritmo de la música con gracia y elegancia. Un día, durante uno de sus paseos musicales, escucharon unos sollozos provenientes de un arroyo cercano.

Se acercaron rápidamente y encontraron a un pequeño zorzal atrapado entre las ramas de un árbol caído. "¡Ayuda por favor! ¡No puedo volar!" -piaba el zorzal angustiado. Sin dudarlo ni un segundo, Trotón empujó con fuerza el árbol caído hasta liberar al pajarito. "¡Gracias! ¡Gracias por salvarme!" -trinó el zorzal emocionado.

La flautista y Trotón sonrieron satisfechos por poder ayudar a su nuevo amigo alado. A partir de ese momento, el zorzal se sumó a sus viajes musicales cantando dulces melodías que alegraban aún más sus días.

Juntos recorrieron valles y montañas llevando consuelo y alegría a todos los seres del bosque con su maravillosa música. El sonido del viento entre los árboles se mezclaba armoniosamente con las notas de la flauta y los relinchos felices de Trotón.

Al final del día, cuando el sol comenzaba a esconderse tras las colinas doradas, Trotón miraba al cielo estrellado sintiéndose pleno y feliz junto a sus amigos músicos.

"Gracias por compartir este hermoso día lleno de magia y amistad,"- relinchaba emocionado Y así fue como Trotón descubrió que no solo podía disfrutar de la música sino también llevarla consigo para hacer del mundo un lugar mejor donde reinara siempre la armonía y el amor.

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