Cada uno con su propio ritmo
Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, dos hermanos llamados Luz y Felife. Luz era la hermana mayor y siempre había cuidado de su hermano menor Felife desde que eran pequeños.
A pesar de ser muy diferentes, los dos se querían muchísimo. Un día, mientras jugaban juntos en el parque, Felife le preguntó a Luz:-¿Hermana mayor, por qué eres tan buena conmigo? Luz sonrió y le respondió:-Porque te quiero mucho mi querido hermano menor.
Felife se quedó pensando por un momento antes de decir:-Quiero ser como tú cuando sea grande. Luz lo abrazó cariñosamente y le dijo:-Tú puedes ser quien quieras ser si trabajas duro y crees en ti mismo.
Desde ese día, Felife empezó a imitar todo lo que hacía su hermana mayor. Iba al mismo colegio que ella y participaba en las mismas actividades extracurriculares. Pero había algo que no podía hacer como ella: tocar el violín.
A pesar de intentarlo muchas veces, Felife no lograba tocar ni una sola nota correctamente. Esto lo frustraba mucho porque sabía cuánto amaba su hermana mayor la música clásica y cómo admiraba su habilidad para tocar el violín.
Un día, después de una clase particular de violín con su maestra, Luz regresó a casa emocionada porque había sido seleccionada para participar en un importante concurso musical nacional.
Cuando llegó a casa encontró a Felife triste sentado frente al piano sin poder tocar ninguna melodía. -¿Qué pasa mi querido hermano? -preguntó Luz preocupada. -No puedo tocar el piano como tú tocas el violín -respondió Felife con lágrimas en los ojos.
Luz se acercó a él y le dijo:-Querido hermano, no tienes que ser como yo. Tú tienes tus propias habilidades y talentos únicos. No te rindas solo porque no puedes hacer algo de la misma manera que yo lo hago. Felife sonrió tímidamente y se secó las lágrimas.
Decidió seguir practicando el piano aunque fuera difícil para él. El día del concurso musical llegó y Luz estaba muy nerviosa. Pero cuando empezó a tocar su violín, todas sus preocupaciones desaparecieron.
Mientras tanto, Felife estaba sentado en la audiencia escuchando a su hermana mayor tocar con tanta pasión y habilidad que sintió una gran admiración por ella. Cuando terminó el concurso, Luz fue declarada ganadora del primer lugar.
Todos aplaudieron emocionados mientras ella subía al escenario para recibir su premio. Pero antes de hablar, miró hacia donde estaba sentado Felife y dijo:-Quiero dedicar este premio a mi querido hermano menor Felife quien me inspira todos los días con su perseverancia y amor por la música.
Felife se sorprendió al escuchar esto pero también sintió una gran alegría en su corazón porque sabía que había sido reconocido por su hermana mayor.
Desde ese día, Felife siguió tocando el piano cada vez mejor y descubrió que tenía un gran talento para componer canciones originales. Y aunque nunca llegaría a ser tan buena como Luz tocando el violín, se dio cuenta de que eso no importaba porque lo importante era seguir su propio camino y ser fiel a sí mismo.
Y así, los dos hermanos aprendieron que aunque fueran diferentes, podían apoyarse mutuamente en sus sueños y metas. Y que cada uno tenía un talento único e igualmente valioso.
FIN.