Calcetines en busca de casa
Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Colortown, una mamá muy especial llamada Colorina. Colorina era una mujer alegre y llena de vida, siempre dispuesta a ayudar a los demás. Tenía tres hijas: Amarilla, Roja y Rosita.
Un día soleado, Amarilla se despertó emocionada porque iba a usar su par favorito de calcetines amarillos para ir al colegio.
Pero cuando fue a buscarlos en su cajón, ¡se dio cuenta de que habían desaparecido! Amarilla estaba muy triste y no sabía qué hacer. Las hermanas mayores, Roja y Rosita, intentaron consolarla mientras pensaban en cómo podían ayudarla a encontrar sus calcetines perdidos. Juntas decidieron que debían ser valientes e investigar lo que había ocurrido.
Colorina escuchó el llanto de Amarilla y se acercó rápidamente para averiguar qué sucedía. Al escuchar la historia de los calcetines desaparecidos atribuidos a duendes traviesos, Colorina sonrió y decidió unirse a la búsqueda.
La familia comenzó su aventura adentrándose en el jardín trasero de su casa. Buscaron debajo del árbol más grande, detrás de las flores coloridas e incluso dentro del gallinero; pero nada encontraron allí. Entonces decidieron expandir la búsqueda hacia lugares más inusuales.
Se dirigieron al parque del pueblo donde jugaron con amigos imaginarios en el pasto verde mientras buscaban pistas sobre los calcetines perdidos. Preguntaron a todos los niños si habían visto algo extraño, pero nadie parecía haber notado nada sospechoso.
Después de un largo día de búsqueda sin resultados, Colorina recordó que había olvidado revisar el baño. Todos se apresuraron a ir al baño y buscaron en cada rincón.
Fue entonces cuando Amarilla gritó emocionada: "¡Aquí están mis calcetines!" Los habían dejado caer detrás del inodoro sin darse cuenta. Todos celebraron el hallazgo y se abrazaron felices. Colorina les recordó a sus hijas la importancia de ser ordenadas y cuidadosas con sus pertenencias para evitar perderlas en el futuro.
También les enseñó que trabajar juntas como familia era una gran fortaleza y que siempre podían contar unas con otras. Desde aquel día, las hermanas aprendieron a valorar aún más la importancia de mantenerse organizadas y cuidar sus cosas.
Siempre recordaban que nunca debían subestimar el poder del trabajo en equipo y la determinación para resolver problemas. Y así, la historia de los calcetines desaparecidos se convirtió en una lección valiosa para Amarilla, Roja y Rosita.
Juntas siguieron creciendo como una familia fuerte y unida, enfrentando todos los desafíos que la vida les presentaba con amor, paciencia y alegría.
FIN.