Calida Primavera
Era un día brillante y soleado en el pequeño pueblo de Verdevivo. La primavera había llegado, y con ella, un nuevo personaje: Calida, una alegre mariposa que iluminaba el campo con sus alas coloridas. A todos les encantaba ver a Calida bailar entre las flores y disfrutar de los cálidos rayos del sol. Sin embargo, había un pequeño problema.
Las flores del pueblo comenzaban a marchitarse. Los pájaros ya no cantaban como antes, y los niños no podían jugar en el campo porque la hierba estaba seca. Calida se dio cuenta de que algo no iba bien y, como una mariposa curiosa, decidió investigar.
Un día, mientras volaba por el parque, escuchó a un grupo de niños hablando entre sí.
"¿Por qué están tan tristes?" - preguntó Calida a los niños.
"Las flores están muriendo y no podemos jugar en el jardín. Necesitamos ayuda, pero no sabemos qué hacer" - respondió una niña llamada Sofía, con cara de preocupación.
Calida pensó que, como mariposa, podría ayudarles a devolver la alegría al pueblo. Pero necesitaba la ayuda de sus amigos. Así que, voló hacia el árbol más antiguo del parque, donde vivía Damián, el sabio búho.
"Damián, las flores están marchitas y los niños están tristes. ¿Cómo podemos rescatar la primavera?" - preguntó Calida.
Damián ajustó sus gafas y le respondió:
"Es sencillo, querida. Necesitamos crear un riego especial hecho con alegría y esfuerzo. Si todos colaboran, verás que todo florecerá de nuevo".
Calida decidió reunir a todos los habitantes del pueblo y propuso un gran plan.
"Tendremos un Festival de Primavera. Todos pueden venir, ayudarnos a plantar nuevas flores y aprender sobre el cuidado del medio ambiente" - dijo Calida, emocionada.
Los niños, junto con sus padres, comenzaron a prepararse para el festival. Hicieron carteles de colores, pintaron piedras y se prepararon para una gran siembra.
El día del festival, el sol brillaba en todo su esplendor. Todos en Verdevivo llegaron al parque con palas, regaderas y muchas ganas. Sofía organizó a los niños para que pintaran algunas macetas mientras los adultos cavaban la tierra.
"¡Vamos, amigos! ¡Plantemos estas flores!" - animaba Sofía mientras se reía.
Calida volaba sin parar, animando a todos a seguir trabajando.
Pero, en medio de la alegría, un viento fuerte comenzó a soplar.
"¡Oh, no! ¡Las semillas volarán!" - gritó un niño.
Calida, viendo el peligro, rápidamente fue a avisar a Damián:
"¡Damián! ¡Necesitamos una solución!"
Damián, que ya había visto tormentas antes, reunió a todos:
"Formemos una barrera con nuestros cuerpos. ¡Agáchense todos!"
Los niños y adultos rápidamente se unieron, haciendo una muralla de brazos mientras Calida volaba alrededor, alentándolos.
"¡No se rindan! ¡Juntos lo lograremos!" - gritó.
El viento soplaba con fuerza, pero todos permanecieron unidos. Al final, el viento se calmó, y la siembra continuó. Al concluir la tarde, todos se sentaron a merendar, felices y cansados.
Unas semanas después, las flores comenzaron a brotar en el parque. Los niños reían y jugaban entre ellas y los pájaros volvían a cantar.
"¡Lo logramos, Calida!" - exclamó Sofía.
"Sí, pero fue gracias a todos. Aprendimos que juntos podemos superar cualquier desafío" - respondió Calida, abriendo sus alas llenas de color y felicidad.
Y así, el pueblo de Verdevivo nunca olvidó la importancia de unirse y cuidar de su entorno. Desde ese día, cada primavera celebraban el Festival de la Primavera, donde todos recordaban que el amor y la amistad pueden hacer florecer hasta los corazones más tristes.
Fin
FIN.