Camacho y Roque en la Aventura de la Seguridad



Era un día soleado en la ciudad, y dos mejores amigos, Camacho y Roque, se preparaban para ir a la escuela. Como cada mañana, se pusieron sus mochilas, se aseguraron de tener todo lo necesario y salieron de casa.

"¿Trajiste tu cuaderno, Camacho?" - preguntó Roque mientras caminaban por la vereda.

"Sí, y también mi lápiz favorito. Pero no te olvides de que hoy tenemos clase de arte. ¡Estoy emocionado!" - respondió Camacho, moviendo su mochila con entusiasmo.

Al caminar, de repente se encontraron con una persona desconocida en la esquina.

"Mira, Roque, esa persona parece un poco extraña..." - dijo Camacho mirando de reojo.

"Sí, no tengo ganas de hablar con él. Mejor sigamos camino y le esquivamos." - sugirió Roque, sintiéndose un poco nervioso.

Ambos amigos decidieron seguir la ruta que habían aprendido en la escuela: los corredores seguros y siempre atentos a su entorno. Cada paso que daban estaba lleno de responsabilidad.

Al llegar a la plaza, se encontraron con un policia.

"¡Hola, oficial!" - saludó Roque con una sonrisa, mientras levantaba la mano en señal de saludo.

"¡Hola, chicos! ¡Qué bueno verlos! ¿Todo bien?" - respondió el oficial amablemente.

"Sí, estamos yendo a la escuela. ¡Estamos muy emocionados!" - dijo Camacho.

"Recuerden siempre estar atentos y no hablar con extraños. ¡Cuídense mucho!" - agregó el policía mientras los chicos continuaban su camino.

Cuando finalmente llegaron a la escuela, notaron que el portón estaba abierto, pero había un letrero que decía 'Cuidado: Se están realizando trabajos de mantenimiento'.

"Hmm... no sé si deberíamos entrar, Camacho. El letrero dice que hay peligro" - dijo Roque, un poco preocupado.

"Tienes razón. No debemos arriesgarnos. ¡Vayamos por la entrada principal!" - respondió Camacho, sintiéndose responsable.

Mientras caminaban, recordaron las enseñanzas que su maestro les había dado sobre la seguridad. Así que decidieron esperar un momento antes de entrar por la entrada principal.

De repente, un grupo de chicos salió corriendo hacia ellos.

"¿Por qué están parados ahí? ¡Vamos, que nos perdemos la clase!" - gritó uno de los chicos.

"No, esperen. El portón está abierto, y puede que haya un peligro. ¡No entren!" - dijo Roque, temeroso.

Pero los otros chicos no escucharon y entraron corriendo. Camacho y Roque se miraron, con preocupación en sus rostros.

Intentaron seguir a sus compañeros, pero cuando llegaron a la entrada, vieron que había un pequeño accidentado, un chico que se había caído mientras jugaba.

"¡Ayuda!" - gritó el chico.

Camacho y Roque recordaron que debían ayudar, pero a la vez ser cautelosos.

"Roque, vamos a avisar a un profesor. Ellos sabrán qué hacer" - sugirió Camacho.

"Sí, necesitamos que alguien venga a ayudarlo. ¡Vamos!" - respondió Roque rápidamente, corriendo hacia el aula más cercana.

Mientras corrían, se sintieron orgullosos de tomar la decisión correcta. Cuando llegaron al salón, le dijeron a la profesora lo que había sucedido y ella rápidamente se dirigió con ellos hacia el chico accidentado.

"Gracias por avisar a los adultos. Ustedes hicieron lo correcto!" - les dijo la profesora mientras ayudaban a levantar al chico y llevarlo a la enfermería.

Al final del día, Camacho y Roque se sintieron felices de haber estado atentos y de haber tomado decisiones responsables. Habían aprendido que la seguridad es importante y que no está mal tomar precauciones.

De camino a casa, Roque sonrió y le dijo a Camacho:

"¿Te das cuenta, Camacho? Siempre es mejor optar por la seguridad primero. ¡Hicimos un gran trabajo hoy!"

"Sí, Roque. La seguridad siempre debe ser nuestra prioridad. ¡Hasta mañana!" - finalizó Camacho, sintiéndose satisfecho.

Y así, con la lección aprendida en su corazón, Camacho y Roque regresaron a sus casas, listos para contarle a sus familias sobre su gran aventura de ese día y cómo habían aprendido que la seguridad es lo más importante.

FIN.

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