Camila en el Bosque Zorro Amigable y el Viejo Árbol Mágico



Había una vez una niña llamada Camila que vivía en un pequeño pueblo rodeado de un hermoso bosque conocido como el Bosque Zorro Amigable. Este bosque era famoso por sus animales muy simpáticos, especialmente un zorro llamado Zorrito, que siempre estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesitara. Camila, curiosa y aventurera, pasaba muchas horas explorando el bosque, descubriendo nuevas flores y jugando con los animales que allí vivían.

Un día, mientras vagaba siguiendo a Zorrito, Camila escuchó un suave murmullo que provenía de un árbol antiguo y majestuoso. Intrigada, se acercó y, para su sorpresa, el árbol comenzó a hablarle.

- “¡Hola, pequeña! Soy el Viejo Árbol Mágico. He estado aquí por cientos de años”, dijo el árbol con voz profunda y cálida.

Camila, asombrada, le respondió:

- “¡Hola! No sabía que los árboles podían hablar. ¿Qué historias guardas en tus ramas? ”

- “He presenciado muchas aventuras en este bosque. Pero hoy, he sentido que necesitas escuchar mi historia”, explicó el árbol.

Camila se sentó en la suave hierba, atenta y emocionada. El Viejo Árbol Mágico comenzó a contarle cómo, años atrás, unos viajeros perdidos habían llegado al bosque y habían hecho un deseo de encontrar la manera de volver a su hogar. El árbol, lleno de magia, les ofreció su ayuda.

- “Pero los viajeros no siempre respetaban nuestro hogar. Así que aprendí que no podemos ayudar sin que las personas cuiden de la naturaleza que las rodea. Desde entonces, cada año, le cuento a los niños de este bosque sobre el respeto hacia la naturaleza”, compartió el árbol, con un susurro de tristeza.

Camila sintió una chispa de determinación.

- “¡Quiero ayudar! ¿Qué puedo hacer para asegurar que los visitantes cuiden del bosque? ”

El Viejo Árbol Mágico sonrió, y sus hojas brillaron un poco más.

- “Empecemos con la comunidad. Organiza un día de limpieza en el bosque. Invita a tus amigos y sus familias. Muéstrales lo importante que es cuidar el entorno que nos rodea.”

Emocionada, Camila volvió a su pueblo y empezó a planear el evento. Habló con sus amigos, sus padres y hasta con el maestro de la escuela. Todos estaban entusiasmados con la idea y se unieron a su misión.

El día de la limpieza llegó, y todos se reunieron en la entrada del bosque. Camila, con una gran sonrisa, fue la encargada de dar una pequeña charla.

- “¡Hola a todos! Hoy estamos aquí para hacer algo bueno por el Bosque Zorro Amigable.Nuestro objetivo es recolectar basura y cuidar de nuestros amigos animales. ¡Cada pequeño esfuerzo cuenta! ”

Las familias se dividieron en grupo, recogiendo residuos, plantando flores y pintando señales que indicaban cómo cuidar del bosque. Camila no podía estar más feliz.

En medio del trabajo, se acercó Zorrito, quien los observaba con sus ojos chispeantes. - “¡Esto es maravilloso! Nunca vi al pueblo tan unido por el bosque.”

Días después, cuando todo terminó, el Viejo Árbol Mágico ofreció a Camila un hermoso regalo.

- “Por tu esfuerzo, te daré una pequeña semilla mágica. Cuando la plantes y la cuides, crecerá en un árbol de maravillosas historias que compartiré contigo y con todos los niños que las escuchen.”

Camila agradeció al Viejo Árbol, y prometió cuidar de la semilla. Desde ese día, las historias del Viejo Árbol Mágico y sus enseñanzas sobre el cuidado de la naturaleza se convirtieron en parte de las aventuras de Camila con sus amigos. Cada vez que pasaban por el bosque, recordaban lo que habían aprendido, y así, la magia del bosque se mantenía viva, gracias a la unión de todos.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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