Camila y el Misterio de la Melodía Perdida



En un pequeño barrio, vivía una niña de cabello rizado y moreno llamada Camila. Su oído era tan especial que podía escuchar cosas que los demás no podían. Cuando sus amigos jugaban al escondite en el colegio, ella siempre parecía saber dónde estaban escondidos solo por los sonidos que hacían.

Un día frío de invierno, mientras paseaba con su perro Tintín, Camila escuchó una melodía suave que venía del parque cercano.

"¿Escuchaste eso, Tintín?" - dijo Camila emocionada.

"Guau, guau!" - ladró Tintín, moviendo la cola.

Camila decidió seguir el sonido. A medida que se acercaban, la música se hacía más intensa, pero parecía esconderse detrás de árboles y bancos.

"Es como si la melodía estuviera jugando al escondite también" - pipíe Camila divertida.

Finalmente, llegaron a un claro en el parque. Allí, vio a un grupo de niños tocando instrumentos. Pero algo parecía extraño: los sonidos se mezclaban y a veces se perdían.

"Hola, ¿por qué tocan así?" - preguntó Camila, acercándose.

"No sabemos, no podemos coordinar bien. Es como si no pudiéramos escuchar lo que hacemos" - respondió uno de los niños, preocupado.

Camila pensó un momento y decidió ofrecerles su ayuda.

"Yo puedo escucharlos de una manera especial. ¿Podemos intentarlo juntos?" - propuso entusiasmada.

"¡Sí! ¡Eso sería genial!" - exclamaron los niños.

Se organizaron en círculo y Camila les pidió que toquen una nota a la vez. Su oído quedó atento y comenzó a guiarlos.

"Ahora todos toquen al mismo tiempo, pero siguiendo mi ritmo" - les indicó.

Los niños comenzaron a tocar, y Camila pudo escuchar cómo se iban emitiendo los sonidos. En esa combinación, encontró la melodía perdida. Con una sonrisa, se puso a silbarla.

"Así suena mejor! ¡Escuchen!" - dijo mientras silbaba.

Los niños se emocionaron y comenzaron a seguir la melodía de Camila. Fue increíble ver cómo juntos lograron acondicionar los sonidos en una hermosa canción.

"¡Lo logramos! ¡Estamos tocando una melodía!" - gritaron felices.

"Esto es genial, pero podríamos hacer una presentación al resto de los chicos en el colegio. ¿Qué dicen?" - sugirió Camila.

Los otros niños aplaudieron la idea y empezaron a ensayar un espectáculo. Camila se encargó de guiar la melodía, mientras sus amigos jugaban con los ritmos. Pronto, se convirtió en un éxito en el colegio, y todos querían unirse a la banda de Camila.

Sin embargo, llegó un día que durante el ensayo, sintieron que la melodía se había vuelto tenue y apagada.

"¿Qué les pasa?" - preguntó Camila al notar la falta de energía en sus amigos.

"No lo sé, pero parece que no tiene el mismo brillo" - respondió uno de los chicos.

Camila pensó que debían dar un paso atrás.

"A veces es bueno tomarse un respiro. Probemos a jugar un rato y luego volvemos a la música. Lo que hacíamos antes...como al escondite!" - sugirió.

"¡Sí! Vamos, los quiero contar hasta diez!" - dijo uno de ellos.

Jugaron al escondite, riendo y disfrutando. Después de un rato, volvieron a la música y… ¡la melodía renació!"Ahora suena mejor, ¿no?" - dijo Camila con una sonrisa de satisfacción.

"¡Es increíble! ¡La alegría vuelve a la música!" - exclamó uno de sus amigos al repetir la canción.

Finalmente, presentaron su melodía en el colegio, y todos los padres y amigos aplaudieron maravillados. Camila brilló no solo por su oído especial, sino por su capacidad de unir a sus amigos y recordarles lo importante de compartir momentos felices.

Desde ese día, Camila y su grupo no solo hicieron música, sino que también guardaron su amistad, entendiendo que la combinación de su alegría podría crear notas más bellas que cualquier melodía.

Y así, Camila, Tintín y sus amigos continuaron creando armonías inolvidables, ascoltando no solo con los oídos, sino también con el corazón.

FIN.

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