Camila y el telón valiente



Había una vez una niña llamada Camila, que era muy tímida y le costaba relacionarse con los demás. Siempre se mantenía en silencio y evitaba llamar la atención.

Un día, su mamá decidió inscribirla en clases de teatro para ayudarla a superar su timidez. Al principio, Camila se sentía muy nerviosa al tener que actuar frente a otras personas.

Pero poco a poco fue ganando confianza gracias a la paciencia y el apoyo de su profesora, la señorita Laura. Con el tiempo, Camila descubrió que el teatro no solo era divertido, sino también una forma de expresarse y mostrar sus emociones sin miedo.

A medida que avanzaban las clases, fue adquiriendo habilidades para hablar en público y desenvolverse con seguridad en el escenario. Un día, la señorita Laura anunció que iban a hacer una obra de teatro para celebrar el fin del año escolar. Todos los alumnos estaban emocionados por participar en esa gran producción.

Sin embargo, Camila sintió un nudo en su estómago e inseguridad ante la idea de actuar frente a tantas personas. A pesar de sus temores, Camila decidió enfrentarse al desafío.

Practicó mucho sus líneas y ensayó junto a sus compañeros para asegurarse de hacerlo bien. La señorita Laura siempre estaba allí para animarla y recordarle lo talentosa que era. Finalmente llegó el día del estreno de la obra de teatro.

Las luces se encendieron y todos los padres y amigos llenaron la sala con aplausos emocionados esperando ver la actuación de los niños.

Camila sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, pero recordó las palabras de la señorita Laura: "Confía en ti misma y disfruta del momento". Cuando llegó el turno de Camila, ella subió al escenario con valentía y comenzó a actuar. Con cada línea que decía, su voz se volvía más fuerte y segura. La audiencia estaba cautivada por su interpretación.

Al finalizar la obra, todos aplaudieron emocionados y se pusieron de pie para ovacionar a los talentosos actores. Camila no podía creerlo, había superado sus miedos y había logrado brillar en el escenario.

Después de recibir felicitaciones y abrazos de sus compañeros, decidieron celebrar con una gran fiesta en una pizzería cercana. Todos estaban llenos de alegría y orgullo por lo que habían logrado juntos.

Mientras comían pizza y reían, Camila se dio cuenta de lo lejos que había llegado desde aquel día en el que era tan tímida como un ratoncito. Ahora era una niña segura de sí misma y dispuesta a enfrentar cualquier desafío que se le presentara.

Desde ese día, Camila siguió participando en obras de teatro y descubrió su amor por las artes escénicas. Aprendió a confiar en sí misma y nunca dejó que el miedo la detuviera. La historia de Camila nos enseña que enfrentar nuestros miedos puede llevarnos a lugares maravillosos.

Siempre podemos superarnos a nosotros mismos si nos atrevemos a salir de nuestra zona de confort. Y recuerda, ¡nunca subestimes el poder de una buena pizza para celebrar los logros!

FIN.

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