Camila y Margarita en la Cápsula del Tiempo



Era un día soleado en el parque, cuando Camila, una niña curiosa y aventurera, decidió explorar un antiguo cobertizo que había encontrado al borde de un lago. Mientras revisaba algunas cajas llenas de sombras del pasado, se toparó con un objeto brillante: era una cápsula del tiempo. Se la mostró a su amiga Margarita, que siempre había sido más cautelosa, pero también le encantaban las aventuras.

"¡Mirá lo que encontré!" - exclamó Camila, sosteniendo la cápsula con ambas manos.

"¿Y qué es eso?" - preguntó Margarita, inclinando su cabeza, intrigada pero un poco asustada.

"No sé, pero parece interesante. Vamos a abrirla, ¡puede haber tesoros adentro!"

"Pero, ¿y si es peligrosa?" - dudó Margarita.

Camila, impaciente y llena de emoción, insistió. Juntas comenzaron a girar una extraña llave que se encontraba en la parte superior de la cápsula. De repente, un destello de luz envolvió a las dos amigas, y sintieron un fuerte tirón. Cuando la luz se disipó, se encontraron en un lugar completamente diferente.

"¿Dónde estamos?" - preguntó Margarita, asombrada mientras miraba a su alrededor.

"¡No sé! Pero parece… el pasado!"

Observando su entorno, notaron que estaban en un antiguo pueblo, con casas de piedra y carretas tiradas por caballos. La gente vestía ropa que parecía sacada de un cuento.

"¡Esto es increíble!" - gritó Camila, mientras corría hacia una plaza llena de niños que jugaban. Margarita la siguió, un poco más cautelosa.

Al acercarse a los niños, se dieron cuenta de que estaban jugando a juegos que no conocían. Un grupo de chicos estaba saltando la cuerda.

"¡Hola!" - saludó Camila.

"¡Hola! ¿De dónde vienen?" - preguntó un chico rubio con un sombrero de paja.

"Ehm... venimos..." - Margarita trató de encontrar una respuesta, pero las palabras se le escaparon.

"De un pueblo cercano. ¿Qué están jugando?" - interrumpió Camila.

"Es un juego muy antiguo, se llama El juego de la cuerda. ¿Quieren jugar?" - dijo el niño, sonriendo.

Así empezó su aventura en el pasado. Camila se unió rápidamente al juego, mientras que Margarita, un poco tímida, observaba desde la distancia.

"¡Vamos, Margarita! Es divertido!" - gritó Camila.

"No sé, no soy buena en esto..." - respondió, mordiendo sus labios.

"¡No importa! Solo se trata de intentarlo. ¡Todos estamos aprendiendo!"

Finalmente, Margarita se armó de valor y se unió al juego. Ocurrió algo inesperado: se dio cuenta de que no era tan mala saltando como pensé. Las risas llenaron la plaza mientras ambas jugaban.

Después de un rato, se sentaron a descansar. Camila tenía una expresión radiante, pero Margarita parecía pensativa.

"¿Pensás que podamos volver a casa?" - preguntó, mirando a su amiga.

"¡Seguro! Solo tenemos que averiguar cómo!" - respondió Camila.

Decidieron preguntar a los adultos del lugar sobre la cápsula del tiempo. Encontraron a una anciana sentada bajo un árbol, tejiendo. Cuando se acercaron, la mujer les sonrió.

"¿Qué las trae por aquí, pequeñas?" - les preguntó con voz suave.

"Estamos perdidas. Venimos de un lugar distinto y buscamos una cápsula del tiempo. ¿Sabés algo al respecto?" - le dijo Camila.

"Oh, las cápsulas del tiempo son portadoras de historias y recuerdos. Deben sacarle el polvo al pasado para que recupere su esencia" - comentó la anciana.

Camila y Margarita se miraron, intrigadas.

"¿Cómo hacemos eso?" - preguntó Margarita.

"Debes compartir una conexión entre el presente y el pasado. A veces, los recuerdos compartidos ayudan a encontrar el camino de vuelta. ¿Tienen algo que contar?"

Las niñas comenzaron a hablar sobre sus vidas, sus sueños y lo que más les gustaba. La anciana las escuchó atentamente y, al terminar, les dijo:

"Ahora, deben volver a ese lugar donde encontraron la cápsula, pero antes, únanse a los niños y canten una canción que los una. La música es el hilo que une el tiempo"

Camila y Margarita corrieron hacia los niños y, juntos, empezaron a cantar una canción sobre la amistad y la aventura. Al poco tiempo, una luz comenzó a rodearlas nuevamente. Las amigas se abrazaron mientras sentían el poder de la música.

Un instante después, volvieron a estar en el parque donde todo había comenzado.

"¡Lo logramos!" - exclamó Camila, risueña.

"¿Pero cómo?" - preguntó Margarita, sorprendida.

"No lo sé, pero creo que compartimos algo muy especial. La amistad y los recuerdos. Eso nos trajo de vuelta"

Desde ese día, las dos amigas prometieron nunca dejar de explorar, aprender y compartir, conscientes de que la verdadera aventura está en descubrir juntos el mundo. Cada vez que se encontraban con algo ante resaltante, se acordaban de la cápsula del tiempo y de cómo la música y la amistad habían cambiado su destino. Y así, siempre juntas, continuaron creando sus propias historias y recuerdos, manteniendo vivo el tesoro de su amistad.

FIN.

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