Camila y Pablo en el zoológico



Camila y Pablo eran dos niños curiosos y llenos de energía. Un día, decidieron ir de excursión al zoológico para aprender sobre los distintos animales que habitaban en él. Tan pronto como llegaron, corrieron emocionados hacia la primera exhibición.

-¡Mira, Pablo, son los leones! -exclamó Camila señalando la majestuosa jaula. -¡Son impresionantes! -respondió Pablo, maravillado. Continuaron su recorrido y, al llegar a los monos, se encontraron con una sorpresa inesperada.

-¡Oh no, Pablo, los monos se ven tristes! -dijo Camila con preocupación. Decidieron preguntarle al cuidador por qué los monos no parecían felices. El cuidador les explicó que los monos necesitaban más espacio para jugar y trepar.

Los niños sintieron compasión por los monos y se propusieron hacer algo al respecto. Se acercaron al director del zoológico y le contaron lo que habían observado. El director, impresionado por la preocupación de los niños, les agradeció y les prometió hacer mejoras en el hábitat de los monos.

Camila y Pablo se sintieron felices de haber hecho una diferencia. Desde ese día, visitaron el zoológico con frecuencia para asegurarse de que todos los animales estuvieran felices y cómodos.

Aprendieron que, aunque los animales estaban en cautiverio, era responsabilidad de todos garantizar su bienestar. Así, Camila y Pablo se convirtieron en defensores de los animales y en ejemplo para los demás niños.

FIN.

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